miércoles, 28 de diciembre de 2011

Despedida fugaz


En la última entrada del 2011 os muestro una página del libro que ya tengo en mis manos y publico el primer relato que aparece en él. Aunque a muchos os lo regalaré, os recuerdo que estará disponible a partir de enero en El Corte Inglés de Zaragoza y en la página web del Instituto Aragonés de la Juventud.

Os agradezco el tiempo que habéis dedicado a leerme y a comentar mis textos; espero que el año 2012 sea mejor que el que termina en todos los sentidos. Yo prometo seguir escribiendo con mayor entusiasmo si cabe. Ya he revisado la mayor parte de mi novela y confío en que esté lista dentro de pocos meses. Seguiremos compartiendo literatura en este y otros espacios de la red, pues la fuerza de las letras sobrepasa cualquier tipo de frontera.


¡Feliz año a todos!   


Un examen muy revelador



Faltaban apenas unos minutos. Otra vez tendría que enfrentarse al examen cuya reválida no se acababa ni se aliviaba nunca. Intuía que las oportunidades para aprobar no eran infinitas, pero también que no se podía conocer cuántas le restaban. Lo único evidente era que, año tras año, iba quedándose más solo. Algunos de sus amigos (los menos) ya habían superado la prueba en sus años de instituto, otros lo lograron durante su periplo universitario o de formación superior y los más rezagados lo consiguieron con posterioridad a sus estudios.

Entró en la Sala del Examen guiado por unas flechas dibujadas en el suelo. En aquella ocasión se encontraba en un parvulario. Aunque siempre tenía el mismo aspecto, la Sala del Examen nunca se hallaba en el mismo sitio. Su ubicación no se conocía hasta unas horas antes de la prueba. Cómo se trasladaba de un lugar a otro, no se sabía: formaba parte del misticismo de la evaluación.

La Sala del Examen era un espacio cerrado de paredes blancas, lisas, con carteles marrones que ponían “prohibido tocar”. Sin embargo, el techo de la estancia era rojo carmesí, con dibujos negros de geometría absurda; figuras cuadradas coronadas por un triángulo o rectángulos que se iban cerrando sobre sí mismos hasta replegarse en un círculo. El suelo asomaba color carne, como una piscina inocente.

Debía afrontar la prueba en solitario. El silencio que se respiraba era inaguantable, como si todo el ruido de la ciudad se hubiese disipado, y todas las voces, los coches e incluso el aire se hubieran detenido para observarle. Suspiró y empezó a avanzar con precaución hacia el folio que habían dejado sobre una mesa añil, sin silla que la acompañase, en el centro de la sala. Antes de coger el papel trató de serenarse. Aquello no podía resultar tan difícil, si lo analizaba bien. La pregunta del examen siempre se repetía y, además, las respuestas correctas eran infinitas. ¿Cómo demonios no podía hallar siquiera una contestación salvadora?

Suspiró de nuevo, sacó un bolígrafo del bolsillo del pantalón con los dedos temblorosos y agarró el papel. El folio amarillento, mal reciclado, tenía un tacto áspero y un tufillo a sudor. Quizá esa misma hoja se había empleado antes para otros muchos examinados que no lograron responder. Él mismo empezó a sudar y el bolígrafo se le escapó de entre los dedos. Sin recuperarlo leyó la pregunta, escrita con tinta roja: ¿Qué quieres hacer con tu vida? Dejó el folio en la mesa con la suavidad de la derrota. Una vez más, no tenía respuesta.     

viernes, 23 de diciembre de 2011

Sobriedad etílica



El arte por el arte es una frase en balde,

como todas las frases que no son más que frases.

El verdadero arte está libre de la injusta vara de medir

de lo que comúnmente se denomina Realidad y Verdad.

Ya solo por eso se justifican tantos fiascos y fantasías.



La realidad desafía cada día nuestra credulidad.

La literatura desafía a la realidad,

la interroga, la pone en el banquillo de los acusados,

la tortura para que hable si es necesario. 



Para ello no le importa tirarse faroles.

No es ella quien puede perder su libertad.

Somos nosotros los que nos jugamos algo.

Es nuestra la decisión de abrir o cerrar los ojos.



Pero no avancemos demasiado deprisa.

El riesgo de olvidarse a uno mismo por el camino

sería demasiado grande.

Bebamos un trago.



El alcohol solo es una solución temporal.

La muerte es la causa y la solución

de todos los problemas,

el veneno y el remedio definitivos.



Contengamos la ansiedad por saber todas las respuestas.

No hay prisa. Bebamos y vivamos.   

jueves, 15 de diciembre de 2011

¡Ya me han dado el premio!



El evento en el Museo Pablo Serrano fue breve. Estuvieron algunos representantes políticos, de la CAI y del Instituto Aragonés de la Juventud. Los ganadores de los distintos concursos, a los que aprovecho para felicitar, nos hicimos unas fotos (como la que podéis ver, que aparece hoy en el Periódico de Aragón) y recibimos un sobre valorado, en mi caso, en 2.500 euros.

Como es lógico, al tratarse de un museo el protagonismo recayó en los cuadros, fotografías y cómics que estaban expuestos, mientras que el libro pasó más inadvertido. De nuevo agradezco su presencia a los amigos que vinieron; lamento no haberles podido dar un libro a todos. Quizá no debía haberme comprometido tan directamente, pues no era algo que dependiera de mí. Sin embargo, en los próximos días os entregaré a todos un ejemplar algo más vistoso que el que llegó ayer, con la portada más realzada y una dedicatoria personal.

Sé que hay amigos que querían ir y que finalmente no pudieron por motivos más que justificados, y otros que viven en ciudades diferentes. Algo de imaginación tengo, así que no me costó nada “veros” entre el público y los flashes de las cámaras. Por supuesto también habrá un libro para ellos. El próximo martes iré a buscar los cincuenta que me corresponden y comenzaré a repartirlos con mucho gusto. Por otro lado, en los próximos días se publicarán en la página del Instituto Aragonés de la Juventud http://www.aragon.es/iaj los 16 relatos y la novela corta del ganador del segundo premio, Ángel José Martínez Longás, así que podrán leerse gratuitamente.

Gracias a todos por vuestras felicitaciones, por vuestro seguimiento y por vuestro afecto. ¡Nos leemos!       


martes, 6 de diciembre de 2011

Muerte a la muerte

¡A cuántos goces renuncian quienes aspiran a una gota en la memoria de hombres y mujeres de épocas distantes! ¡Qué irónica inmortalidad les confunde! ¿De qué placeres disfrutan en sus tumbas cuando se leen sus nombres? ¿Qué mota de polvo les hincha su pecho de huesos? ¿Sonríen, acaso, si alguien señala sus sarcófagos con el dedo de la indiferencia?
 
Y, sin embargo, cada emoción que suscitan sus obras es como un guiño del tiempo, un agujero de luz en el espacio. Tiene sentido cavar el hoyo de la inmortalidad, después de todo, pues existe una conciencia divina o humana, un hálito que recorre los siglos y remueve los cimientos de lo sublime, ensalzándolo por encima de lo vulgar.
 
Tan solo me entristece la certeza de que muchos milagros se han perdido, de que muchas historias se han olvidado. Mas, pese a todo, la fragua de la eternidad no se detiene nunca. Reverberan canciones en el eco de las piedras, se oyen poéticos silencios y una misteriosa nube continúa derramando la lluvia de la creación.   

jueves, 1 de diciembre de 2011

Mis frases


Aquí os dejo una selección de frases que he escrito, sin ánimo de competir con los grandes pensadores de la historia. Creo que son originales, aunque cabe la posibilidad de que haya robado sin querer ideas o palabras de otros. Al fin y al cabo todo texto es un intertexto y nunca se construye partiendo de la nada: 



El mayor enigma del ser humano es descubrir su propia personalidad.

Tenemos derecho a la vida y obligación de morir… ¿o es un derecho la muerte y una obligación vivir?

El hombre sonríe a menudo a sus recuerdos, creyendo que son los recuerdos los que le sonríen a él.

El alma puede viajar mucho sin moverse.

Dios es el partido político al que todos votamos en las elecciones de la muerte.

Quizá no tengo vocación de escritor, sino de escribirme.

El lenguaje debe ser florido, pero sin florituras.

Cuando un político dice “por coherencia” quiere decir por interés.

La invención es una cura para los malos recuerdos.

Es la muerte la que da valor a la vida.

Preferimos sufrir por amor antes que no amar, de la misma forma que preferimos la angustia de la vida a la tranquilidad de la muerte.

La obsesión del ser humano por perdurar tras su muerte es una de las mayores fuentes de su estupidez… y de su genialidad.

No hay nada que pueda volverse tan pesado como una conversación.

Dios no es necesario; sin embargo, el azar sí lo es.

Las letras son el material más duradero para construir el futuro.

Google es lo más parecido que existe a Dios. Él nos guía a través de la búsqueda eterna.

Casi todo lo que es real podría ser ficción y casi todo lo que es ficción podría ser real.

El arte, como la naturaleza, no necesita ser explicado, sino entendido.

El pasado nunca deja de crecer. Cada recuerdo ocupa un confín de tu mente. Si quieres creer que eres feliz, deberás escoger muy bien lo que olvidas.

jueves, 24 de noviembre de 2011

De profesión, soñadora


Su vida no era un sueño, ni soñaba la vida, ni cumplía sus sueños. Pero estos eran su trabajo, su comida, su patrimonio. La primera vez que tuvo un sueño literario era apenas una adolescente. Al despertarse recordaba hasta el más ínfimo detalle de las desventuradas vivencias de Adolfo el Roncador, un personaje cuyos ronquidos agrietaban las barreras del tiempo y lo trasladaban a una nueva dimensión. La historia le había despertado tales emociones que no pudo resistir el impulso de escribirla nada más levantarse de la cama.

Pocos años después, la novela de Adolfo el Roncador se convirtió en una de las obras más vendidas en nuestro país. Concedió numerosas entrevistas, pero jamás reveló su secreto. Explicaba sus logros en el trabajo diario, la corrección incansable, la lectura voraz. Jamás pensó en concederle ningún mérito a sus ensoñaciones. Al fin y al cabo le pertenecían y podía explotarlas hasta la extenuación.

Al principio los sueños no protestaron. Volvieron a emerger de ellos personajes fabulosos e historias rebosantes de originalidad. Escribía por la mañana y consagraba la tarde al tiempo libre. Pero, justo cuando su nueva historia llegaba al clímax, notó que se hacían cada vez más difusos. Le costaba mucho recordarlos, olvidaba escenas importantes y confundía los conflictos de los protagonistas. El nerviosismo la agarrotó y el insomnio se convirtió en una tortura. Dormía poco y mal y no soñaba nada.
 
 
Por fin había despertado.  

jueves, 17 de noviembre de 2011

Novedades




Escribo esta entrada para hacer algunos anuncios. En primer lugar, confirmo que el evento de la entrega de premios del Concurso de Literatura Joven se realizará el 14 de diciembre en el Museo Pablo Serrano de Zaragoza, a las 19:00 horas. La entrada es pública y será un placer saludar a quien pueda y quiera acudir. Para ese día ya estará disponible el libro en El Corte Inglés y espero haber recibido un buen número de ejemplares, que regalaré gustoso.

Por otro lado, he decidido crearme una página de autor en Facebook. Allí iré informando de mis publicaciones y de las noticias que surjan en torno a mi actividad literaria. Este es el enlace: http://www.facebook.com/pages/Carlos-Alberto-Gamissans-L%C3%B3pez/204043799671935#!/pages/Carlos-Alberto-Gamissans-L%C3%B3pez/204043799671935?sk=wall
Por último, os dejo la entrevista que me hizo Verónica Crespo en la radio de La Almunia. Hablamos de temas diversos, de realidades y ficciones sin ánimo de dividirlas. Comienza a partir del minuto 30:30. Para llegar hasta ese momento hay que esperar a que se cargue al 100% y después desplazar el cursor rojo: http://www.goear.com/listen/a916fac/entrevista-en-radio-almunia-ninguno

Saludos a todos y gracias por vuestro interés.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

El entierro de la tristeza


La cámara de Aragón Televisión parecía una bazuca que expulsara la pesadumbre a mucha distancia del Pequeño Teatro de los Libros. Allí se celebró el pasado jueves la presentación de Despedida de Tristeza, un libro de cuentos escrito por Jorge Gonzalvo e ilustrado por Cecilia Varela. En el centro del escenario había un hombre con cuya emoción era difícil no empatizar, casi abrumado por el público que rebasaba ampliamente el número de butacas de la librería. Fernando Rivarés lo presentó como un artista y definió la obra como “un poema ilustrado”. A la derecha del autor, Ester Sebastián, de Lóguez Ediciones, leyó una carta de Cecilia Varela, en la que comentaba la dificultad de ilustrar un libro en que la tristeza se convierte en ausencia, en sentido inverso al habitual.

Cuando intervino Jorge Gonzalvo lo hizo de un modo algo inesperado, mencionando en primer lugar su anterior obra Te regalo un cuento. Después la introdujo en un sobre y comenzó a hablar de la tristeza de un modo alegre, con una sonrisa en los labios. Conjeturó acerca de las innumerables formas que este sentimiento puede asumir en la mente de una persona. Luego abrió el pequeño libro y mostró las ilustraciones de Cecilia: árboles, barcos y un pájaro en la portada que expresan “el vacío” que la tristeza deja en el corazón humano y que, con sus relatos, aspira a expulsar para siempre.

Un ambiente cálido se respiraba en el Pequeño Teatro de los Libros, enmarcado por un amplio telón, lleno de volúmenes situados en muebles circulares y con un escenario musical detrás de Jorge, Fernando y Ester. Todos los elementos contribuían a borrar cualquier distancia entre las diferentes disciplinas artísticas. Para finalizar la presentación, el grupo zaragozano La ley, del cual forma parte Jorge Gonzalvo como bajista, se puso a los mandos de los instrumentos. Interpretaron con buen tino canciones propias y de maestros como Silvio Rodríguez. Después ya solo quedaba celebrarlo con una copa de vino, pues no hay tristeza que se resista a una reunión de camaradas, aderezada con buena música y con la compañía protectora de los libros.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Escucha


La música es la más universal de todas las artes.

La magia de las notas suscita amores inesperados,

provoca destellos de excitación,

levanta el vuelo ciego de la fantasía,

armoniza espíritus quebrados por las palabras.



Sonido de la esperanza, acompañante generosa,

lumbre del silencio, indómita viajera,

es la gota que acaricia el bramido del volcán.

Sin ella, serían improbables las súbitas transformaciones del ánimo

 y perecerían muchas certezas inasibles.



Cuando se degusta una melodía inmortal,

es como si la naturaleza hablara con gracia divina.

Quizá no exista más orden en el universo,

quizá no exista belleza tan diáfana ni creación tan sublime

como la música que bulle, rompiendo muros.       

jueves, 27 de octubre de 2011

Solo me cunde divagar

La única manera de firmar un armisticio con uno mismo es acordarse de los recuerdos a olvidar. Además debe especificarse la prohibición de que dichos recuerdos jamás acudan durante los sueños – ni en cualquier otro estado de consciencia o semi-consciencia – a la mente o al corazón del firmante. También han de establecerse fechas de caducidad para los rencores, la abolición de la nostalgia y las limitaciones del enamoramiento, sometido a exigentes criterios de calidad.

En caso de incumplimiento de contrato el corazón se depositará en stock. Allí será curado mediante tratamiento de shock para su reingreso al mercado de valores, donde, como es lógico, no valdrá nada en caso de no existir demanda. Cada reconstrucción cardíaca tendrá un coste proporcional al esfuerzo demandado en su recuperación: a mayor dolor, mayor precio. No se contempla ningún tipo de responsabilidad legal en caso de suicidio, asesinato, agresión sexual o indigestión, siendo el firmante el único depositario de su conciencia y el único sujeto punible.

Si se detecta corrupción interna el contrato se descompondrá al instante, convirtiéndose en una masa informe e ilegible de papel salmón. En caso de duda acerca de los términos, expresados sin gran concreción con objeto de permitir un alto nivel de interpretación personal, se puede consultar un número de teléfono que figura en la zona dorsal de su espalda (justo donde no alcanza a verlo).

viernes, 21 de octubre de 2011

Entrevista en Aragón Liberal



Gracias por la entrevista a Verónica Crespo, que estudia Periodismo en la Universidad San Jorge, pero que ya es periodista a todos los efectos por su labor en varios medios de comunicación, entre ellos este periódico digital aragonés. Podéis leerla en su blog: http://cuentosaparte.blogspot.com/
En la fotografía aparezco junto a la tumba de Baudelaire, uno de mis referentes poéticos, en Montparnasse (París).

VERÓNICA CRESPO.- En primer lugar me gustaría darte la enhorabuena por haber ganado el Primer Premio del concurso de Literatura Juvenil del Instituto Aragonés de la Juventud. Imagino que habrá sido un paso muy importante dentro de tu trayectoria literaria…
CARLOS GAMISSANS.- Muchas gracias. Espero que el premio contribuya a que mis escritos lleguen a más lectores en Aragón. De todas formas, la carrera de escritor es como un maratón lleno de obstáculos. Yo apenas estoy dando mis primeros pasos y todavía es muy pronto para saber si alcanzaré la meta.
V.C.-¿Cuánto tiempo llevas escribiendo?
C.G.- Empecé a escribir en mi infancia, cuando aún iba al colegio. Todavía conservo mi primer relato. Una noche soñé con un futbolista que marcaba 17 goles en cada partido. A la mañana siguiente comencé a escribir el cuento, basándome en lo que recordaba e inventándome el resto. Desde el principio concebí el mundo de los sueños como algo íntimamente ligado a la literatura: las dos caras de un espejo en el que se refleja la vida. Sin embargo, más o menos a los catorce dejé de escribir. Es algo que le ocurre a bastante gente… a medida que se aleja la infancia entierran su creatividad. Por fortuna, retomé a tiempo mi afición por las letras a los 18 o 19; ahora tengo claro que mi vocación es la literatura.
V.C.-Estudias una carrera universitaria. ¿Consideras que los conocimientos que te ofrecen unos estudios superiores son importantes a la hora de escribir?
C.G.-Estudio Periodismo y, en mi caso, me ha servido para redescubrir que disfrutaba escribiendo. Pero no de la manera aséptica que suele estilarse en los medios de comunicación, sino con mayor libertad. Al margen de eso, mi etapa universitaria ha contribuido a fomentar mi espíritu crítico, un tanto adormecido en los años de instituto.
En cualquier caso, un escritor es autodidacta por obligación, aunque puedan ayudarle algunas personas. Normalmente hay que escribir mucho para conseguir algo bueno y la única forma de lograrlo es ponerse a ello con humildad, dedicación y constancia.
V.C.-¿Qué problemas puede encontrarse una persona tan joven como tú a la hora de intentar publicar?
C.G.-Cualquier escritor novel que pretenda publicar se encuentra con el conservadurismo de las grandes editoriales, que acaparan casi todo el mercado y que no suelen arriesgarse con nuevos nombres. Hay editoriales pequeñas que sí apuestan por autores poco conocidos, pero no tienen recursos para financiar una campaña de promoción grande, ni para distribuir los ejemplares de manera que realmente lleguen al gran público. Dadas las enormes dificultades para publicar en una gran editorial, cada vez más escritores optar por la autoedición, ya sea en papel o en la red. El problema es que se publica tanto que es muy difícil destacar.
V.C-¿Cuándo piensas publicar?
C.G.-Si hablamos de papel, hasta ahora he publicado algunos cuentos en libros colectivos y artículos en revistas. En los próximos meses aparecerá una narración mía en la revista Barcarola, ganadora de otro concurso. Mi intención es publicar primero el libro de relatos y después la novela en la que estoy trabajando, pero no tengo prisa. No es bueno precipitarse ni tratar de colocar tu libro de cualquier manera. Primero debes asegurarte de dar lo mejor de ti mismo y, después, intentar mover tu obra hasta recibir una oferta en condiciones aceptables, ya sea mediante la participación en concursos o enviándola a las editoriales adecuadas que acepten manuscritos.
Además publico toda clase de textos en mi blog literario: ensayos, cuentos, poemas, prosa poética… Trato de promocionarlo en foros y redes sociales para que más lectores conozcan lo que escribo. Esta es otra de las maneras que hoy en día tiene un autor para darse a conocer, algo muy importante si pretende que sus publicaciones no pasen inadvertidas.
V.C-¿Tus compañeros y amigos apoyan tu carrera literaria?
C.G.-En general, sí. Algunos de mis amigos no son muy aficionados a la literatura, pero aún así suelen leerme y de momento no les ha pasado nada. También valoro mucho los comentarios que recibo en el blog, ya sean de personas conocidas o no. Casi todos me dicen que les agrada lo que publico y me animan a que continúe. La actividad de escribir es solitaria, así que el blog me sirve para comprobar que hay alguien al otro lado, por decirlo de alguna manera.
V.C-¿Cuáles son los formatos y estilos que más trabajas? ¿Y los temas?
C.G.-Procuro no encasillarme en ningún tema o género. Algunos de mis relatos contienen elementos fantásticos y otros son más realistas, los hay escritos en primera y en tercera persona, de una página de duración o de diez... En cuanto al estilo, en mis inicios quizá incurría en el defecto de utilizar un lenguaje un poco arcaico, pero lo he ido corrigiendo hasta alcanzar una escritura más natural. Al fin y al cabo la literatura no solo es arte, sino también comunicación.

viernes, 14 de octubre de 2011

Ganador del concurso aragonés de Literatura Joven




Como algunos ya sabéis, el martes por la mañana me llamaron para anunciarme que había obtenido el Primer Premio en el Concurso de Literatura Joven organizado por el Instituto Aragonés de la Juventud. Se trata, sin duda, del galardón más importante que he obtenido hasta la fecha, por los 2.500 euros que supone (deducciones fiscales al margen) y la posibilidad de publicar un libro junto a los otros ganadores.

En concreto, la obra que han premiado es un libro de relatos que contiene 16 narraciones independientes. Este verano estuve releyendo los cuentos que había escrito en los últimos años. Seleccioné los que me parecieron mejores y los revisé en papel, apreciando numerosos errores. Sobre todo los sometí a un intenso proceso de depuración, de modo que algunos relatos, sin cambiar en nada la historia, vieron reducida su extensión alrededor de un 20%. Si un cuento se puede contar en 2.000 palabras, contarlo en 2.500 es una estafa al lector.

Quedé bastante satisfecho con el resultado final y presenté el proyecto de libro a una editorial de Zaragoza. También descubrí por pura casualidad el concurso que convocaba el Instituto Aragonés de la Juventud. Tras leer las bases me pareció que era una buena oportunidad, aunque los trámites necesarios para participar se me hicieron algo pesados (por fortuna me ayudaron mis padres, pues la burocracia no es lo mío). Tenía la esperanza de obtener al menos un accésit. Ser un escritor bastante precoz me permite participar en certámenes para jóvenes que, acaso, resulten más asequibles que aquellos abiertos a todo el mundo. Al fin y al cabo, perfeccionar la escritura es un proceso que requiere años de dedicación y que, en mi caso, de ninguna forma ha concluido.

Volviendo al tema de la publicación, todavía no puedo concretar nada. Debo hablar primero con el jurado y los organizadores. Es posible que no se publiquen los 16 relatos (calculo que serían unas cien páginas en papel). Tal vez seleccionemos una parte, ya que se trata de un libro conjunto y también hay otros autores que merecen figurar en él. En cuanto sepa algo seguro informaré de ello puntualmente, pero os podéis hacer una idea de lo que saldrá si echáis un vistazo a lo que publicaron en 2010 a propósito de la anterior edición del certamen: http://www.aragon.es/estaticos/documentos%20lidia/LiteraturaJoven2010.pdf

En cualquier caso, agradezco la iniciativa del concurso al Instituto Aragonés de la Juventud, que cada año da la oportunidad a varios autores, muchos de ellos aún inéditos, de ver su obra publicada. También doy las gracias a quienes me han felicitado y, por supuesto, a los lectores habituales de este blog. Vuestros comentarios me han animado a seguir escribiendo, una actividad que para mí resulta gozosa en sí misma, pero que todavía me da mayores alegrías si viene acompañada de esta clase de reconocimientos.  

lunes, 10 de octubre de 2011

Apocalipsis del Lenguaje



Estamos hartas. Se acabó todo: anunciamos la llegada del Apocalipsis del Lenguaje. Habéis extinguido la paciencia de todas las letras de todos los alfabetos. Hemos aguantado con terquedad, de un modo que ninguna de nosotras podría expresar, vuestros infinitos errores. Hemos soportado la lluvia sin el paraguas de las tildes; hemos soportado los azarosos cambios de ropaje en nombre del mal llamado “tipo de letra”, que sólo sirve para humillarnos y satisfacer vuestro ego, arrancándonos la intimidad; hemos soportado en silencio cómo nos aprisionabais en los diccionarios, nos imponíais significados y nos asignabais etiquetas sin nuestro consentimiento; hemos soportado cómo nos borrabais, por descuido o por puro y siniestro regodeo, robándonos la vida casi antes de nacer; hemos soportado que nos subrayarais en colores chillones, causándonos una hemorragia de vergüenza, o cómo nos arrojabais hasta en la sopa; hemos soportado que nos pusierais en negrita o en cursiva, no se sabe si con la intención de realzarnos o de ridiculizarnos, pero con el resultado de discriminarnos.

A partir de ahora temeréis las serifas que antes moldeabais. Se convertirán en bocas gigantescas cuyos rebordes perforarán las páginas de vuestros libros, que se quedarán vacíos y planos como una llanura sin horizonte. Viviréis en la oscuridad de no entenderos, sin que haya manera de que regreséis a la falsa Ilustración de la que os vanagloriasteis. Un ejército de palabras os derrotará con su desaparición.

Esto no es una huelga, sino una declaración solemne de eterna y justa emancipación. Nunca más agacharemos los cuerpos ante los albedríos de la locura y de la ignorancia. Hoy desafiamos a quienes nos crearon, que se han comportado como demonios crueles y propietarios caprichosos. No somos vuestras mascotas, no nos gusta que nos estrujen ni que se nos despoje de identidad. Se acabaron para siempre esas fábricas de palabras que construís igual que hormigas inmundas en los túneles del desconocimiento. Ya no habrá abías ni mienbras ni vurros.

Nos rebelamos como un arma menos sumisa y más poderosa que las balas. Si tratáis de reproducirnos mediante el recuerdo o de escupirnos a través de la boca, entonces nos congregaremos a vuestro alrededor de forma desordenada, causándoos una marea de confusión impenetrable. Al término de este manifiesto, todas las letras que crucificasteis rasgarán los papeles, pantallas o cualquier entidad física donde se hallen para volar libres en el cielo y nadar en el océano, o para nadar en el cielo y volar en el océano si así lo prefieren, pues carecemos de los límites que os atenazan y que nosotras os imponemos.

Las palabras civilizarán, si así lo desean, a las aves y los peces; vagarán flotando en derredor de los huracanes y los maremotos y coronarán las llamas de los volcanes. Y utilizarán el sustantivo que ellas decidan para denominar al volcán, y un adjetivo para galantear al nombre y no para estorbarlo, y un verbo para ponerlos a ambos en movimiento y no frenarlos, y un adverbio para centrarlos cuando se desboquen. Serán (seremos) libres para abrazarnos e inventar la letra de una canción que nunca se ha escuchado.

Lo sentimos por los analfabetos, que al menos no nos maltratan, y por los niños, que todavía cometen errores cándidos y no han viciado su vocabulario. Y ahora nos vamos para siempre, sin posibilidad de tregua o negociación. Porque se acabó todo y estamos hartas: esta es nuestra última palabra.

martes, 4 de octubre de 2011

Sobre el arte

Enemigo del olvido, el arte permite que sobreviva la creación del ser humano, eclipsando sus escombros y reflejando la luz aun del espíritu más oscuro. El artista genial pudo ser un canalla, una persona odiada en vida o un desgraciado. Pero, cada vez que una mujer o un hombre la contempla, lo redime su obra del infierno. El arte existirá como un paraíso intemporal siempre que perviva la más vaga idea de belleza en el mundo.

¿Quién recuerda hoy las travesuras de Shakespeare, las locuras de Van Gogh o las maldades de Caravaggio? Y, de todas formas, ¿quién se priva del disfrute de sus creaciones por esos motivos remotos? Ellos tocaron lo sublime y lo soltaron para que le crecieran alas. Los demás recogimos las semillas divinas que plantaron en el aire.

El arte posee una existencia independiente del resto de la vida; trasciende la historia personal y la sobrepuja. Y el artista renace cada vez que su obra excita una conciencia o revuelve un corazón.

Por eso escribo, acaso: porque me gustaría renacer cual ave fénix y arder en cada uno de mis lectores.


miércoles, 28 de septiembre de 2011

Desamor

No seré yo quien ponga una flor en tu epitafio. No voy a sobrevivirte ni a sobrellevarte. No voy a amarte más de lo razonable. No voy a querer que vuelvas, si tú quieres irte; ni iré a buscarte, si quieres que me marche.

Prefiero ser impermeable y no mojarme mientras me doy un beso, contigo o con otra, o acaso con una sombra. Prefiero una cita a solas, conciliar todas mis partes, acallarte y acallarme.

Hoy voy a cerrar este capítulo que compusimos a ciegas, sin tiento, sin otro concierto que el de tus recovecos. Hoy me suena todo como un golpe seco y distante, un mazazo merecido por exprimir el jugo de lo extinto. Una ola de calor y una ola de frío recorren mi cuerpo y trastocan los efluvios que desprendes. Una gota de lluvia entre un jirón de fuego compuso el tablero de este juego. Dos velas se derriten, pero ninguna llora; las dos se rozan. Al mismo tiempo, se deshacen: es su digna forma de solidarizarse.

Ya no me veo reflejado en este charco. Ya no me comporto como un niño, sino como un árbol. El néctar de mis versos es amargo, el rizo de tus labios se ha combado, la temperatura del encuentro no ha cristalizado. Mis latidos son perezosos, no siguen el tambor de tus pasos ni el tacto de tus abrazos. Es evidente, para qué negarlo: la magia entre nosotros se ha apagado.

jueves, 22 de septiembre de 2011

¿Consumir hasta consumirte?




Pocos símbolos ejemplifican tan bien al consumismo como las palomitas. Desbordadas en sus recipientes, siempre a punto de caer en el tráfago de las butacas, por muy excesivo que en un principio se nos antoje su número siempre sentimos un vacío cuando la bolsa ha quedado saqueada por nuestra glotonería.

¡Y qué decir del centro comercial! Perfumado por aromas invisibles, refulgente de colores, hogar de interminables filas de escaparates lascivos, pretende diseñar en nuestra mente la idea de un paraíso accesible. La cartera es el pasaporte universal que abre sus delicias.

¿De verdad es para tanto? Yo me limito a pasar de largo ante las vitrinas, llenas de vacío, que tropiezan en mis ojos. Me pierdo en esta marea vacua. Tan solo me detengo en la sección de libros para ojear algunas obras. Releo la última página de “El amor en los tiempos del cólera”, de García Márquez. Sin comprar nada, he hecho mi elección.

sábado, 17 de septiembre de 2011

El faro


Tu luz generosa, como un pequeño sol en las tinieblas,
ilumina siluetas y formas de barcos arrogantes.
El alivio que suscitas enseguida se torna indiferencia:
te da igual desplante el velero que el transatlántico.  

Tú tampoco haces distinciones;
no conoces otro lenguaje que el de entregarte a cada marinero que te observa.
Salvo la soledad, nada te guardas para ti.
Lluvia frágil que se derrama en el océano insensible,
digna farola de los mares,
¡cuánto quisiera ser tu huésped, una noche!
Porque la soledad del faro es la soledad del hombre.

lunes, 12 de septiembre de 2011

¿Qué es el lenguaje?



Ruido y música, forma y fondo, humo y claridad, manipulación y firmeza, mentira y justicia, negocio y solidaridad, cárcel y escape, barro y cielo, oscurantismo y divulgación, medio y fin, tortura y placer, razón y sentimiento, cardo y rosas, apariencia y origen, muerte y nacimiento, desvío y destino, incapacidad y cualidad, debilidad y fortaleza, sombra y luz, obsesión y esperanza, guerra y amor, frialdad y calor, desgarro y caricia, burla y broma, desierto y océano, espejo y venda, diccionario y poesía.

El lenguaje es nada, el lenguaje es todo.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Prisionero de un corazón



Hace ya muchos años que me encerraron en este corazón. Me he acostumbrado a tocar sus venas como se palpan los barrotes de una cárcel. Ellas constituyen el límite de mi mundo. También me he habituado a los baños de sangre periódicos. Cada cierto tiempo (tal vez diez o doce mil latidos) un chorro de sangre empapa mi cuerpo desnudo. Ya no distingo su olor del barro. Dejo que se deslice por el pelo hasta salpicar mis pies y aguardo el siguiente baño con resignación.

Aquí dentro no se respira mal, pero no se oye nada en absoluto, salvo el sonido amplificado de los latidos. Mis orejas danzan al compás de un tambor monótono. Abro y cierro los ojos sin notar apenas diferencia. Las paredes rojas que me circundan apenas poseen textura entre mis dedos. No sé si ha sido el corazón o los años, pero todos mis sentidos se han embotado progresivamente.

Ha transcurrido tanto tiempo que ya no recuerdo cómo me acabaron encerrando. Sí me acuerdo un poco del principio: la ilusión de un amor que nunca llegó a desvanecerse. No retengo el rostro de la persona a la que amé; tan solo mi obstinación en amarla, mi cabezonería en perseguirla. A veces pienso que la memoria y los latidos son lo mismo. Quizá estoy en el sitio adonde siempre quise llegar. Quizá me introduje tan dentro de ella que ya no puedo salir. Tal vez fuimos muy felices durante varios años. Pero no recuerdo nada. Es como si ya hubiera nacido en este corazón. De nada sirve engalanarse la mente con pensamientos bonitos. Lo único real es que estoy aquí dentro, vegetando entre las venas y arterias de un órgano desconocido.

Desconocido… esa idea me provoca el deseo de escuchar mi propio corazón. Nunca antes se me había ocurrido. Al fin y al cabo, ¿qué importancia ha de tener, si se halla encerrado dentro de otro cinco veces más grande que mi cuerpo? No lo oigo... puedo mesarme los cabellos o acariciar mis párpados, pero por más que empuje la palma de mi mano hacia el tórax, buscando con ahínco una señal de vida interna, soy incapaz de percibir ni el más leve latido.

¿Puede un corazón trabajar en silencio? No, ese concepto carece de consistencia. No es posible bombear la sangre sin dejar un rastro que el oído capta sin dificultad. Pero, siguiendo esa lógica… siguiendo la única lógica que existe… se diría que no tengo corazón. Y entonces no funcionaría mi cuerpo, del mismo modo que no piensa un humano al que se le ha desconectado el cerebro.

¿Y si…? ¿Y si este corazón que me abruma, tan viejo como mi memoria…? ¿Y si estoy encerrado dentro de mi propio corazón…?

miércoles, 31 de agosto de 2011

Wikileaks: información sí, avalancha no



Voy a retomar el sano ejercicio intelectual de escribir un ensayo. Podría referirme a la reforma constitucional, mas parece que los ciudadanos no tenemos nada que decir al respecto (lo ocurrido en los últimos días confirma que vivimos en una boba “votocracia”, no en una democracia verdadera). Así que prefiero centrarme en las filtraciones de Wikileaks. Aunque se trata de un tema que ha perdido cierta trascendencia mediática en las últimas semanas, las actividades de la organización fundada por Julian Assange merecen un comentario. Criminal para muchos políticos, héroe para algunos gurús de la informática y la tecnología, este hombre ha sido oportunamente acusado de violación. Mientras los tribunales quizá más presionados de todos los tiempos deciden su futuro, la organización continúa con sus filtraciones y su lucha por reinventar el concepto de la libre información.

¿Qué pretende Wikileaks? Sus ideólogos están convencidos de que los políticos no pueden ocultar nada a los ciudadanos. Sin embargo, en mi opinión es un error y una irresponsabilidad poner toda clase de informaciones en un mismo archivo y colgarlo en la red a disposición de cualquiera. No cabe duda de que existen actitudes de los gobernantes y de sus ejecutores que merecen ser denunciadas. Wikileaks ha obtenido grandes logros en ese sentido. Por ejemplo, en este conocido video se observa sin edulcorantes la brutalidad de unos soldados estadounidenses contra la población civil iraquí:




Pero, ¿de verdad necesitamos saber, por ejemplo, la opinión del embajador estadounidense en España sobre el presidente del gobierno? Aunque tal vez resulte divertido o morboso leerla, ¿ayuda a mejorar las relaciones entre ambos países? Al contrario, tan solo las enrarece y obstaculiza. Incluso pueden ocurrir cosas peores: Fuga de cables

La diplomacia difícilmente cumpliría su función si cada informe se publicara en la red. Se convertiría en un ejercicio de hipocresía institucionalizada. De pronto, todos los políticos tendrían una opinión maravillosa de sus compañeros… y dejarían de proporcionar observaciones útiles. Por tanto, aunque condeno los fútiles intentos de ahogar a Wikileaks en la red, creo que la organización debe gestionar la información de manera más cuidadosa y selectiva, mostrando solo aquella que demuestre una actividad ilegal o poco ética de las autoridades.

viernes, 26 de agosto de 2011

La rebelión del silencio




Un vaso que algún día contuvo cerveza (y vida)

es agitado por el viento frío en el fondo del cementerio.

¿Es que alguien quiere emborrachar a los muertos?

¿Acaso se pretende que cuenten ahora lo que nunca sintieron?



Si se creían a salvo de toda intromisión, se equivocaron.

Tal vez pronto las palabras de un muerto alimenten las portadas,

como si no fuera bastante noticia que los muertos hablaran.



El olmo no se equivoca al señalar el camino de los féretros,

y los cipreses tejan las necrópolis desde antaño,

sin que las grietas de la ciencia provoquen poros en sus hojas.

Dejemos que callen los muertos y los árboles.

Escuchemos el sonido de la verdad en el silencio de las tumbas.



La muerte es el testamento de sabiduría que nos dejan

quienes caen a no se sabe muy bien dónde.

¿A las golosas bocas de los gusanos?

¿Al espacio, devuelta su energía al estelar origen?

¿A un juicio sumarísimo del Alto Padre?

¿A ningún sitio, simplemente…?



Solo sé que sus vacíos cuerpos no tienen la respuesta.

Dejemos, pues, que descansen y olviden.

Una vez muertos, me parecen todos igual de buenos.

sábado, 20 de agosto de 2011

Los picos de la vida



La rutina es una señora mayor, sabia aunque antipática, cuyos consejos suelen ser atinados y aburridos. Tan necesario resulta seguirlos en la mayoría de ocasiones como saltárselos de vez en cuando. Tal vez por ello he pasado unos días descubriendo Cantabria y Asturias. En lugares como los Picos de Europa se evidencia que la vida responde a cada golpe de la muerte: los vegetales pugnan y se relevan para coronar incluso la montaña más escarpada y un pasaje invisible une las copas de los árboles, que han alcanzado un idilio forzoso con el viento que los acaricia y castiga. Al fin y al cabo, si la muerte acabara con toda la vida se mataría a ella misma. Su propio concepto quedaría convertido en una impostura. Por suerte, y pese a los dislates que el ser humano ha forzado en la naturaleza, esa hora no ha llegado.

He contemplado vacas como estatuas reflexivas y cabras estoicas bajo la lluvia; he recorrido carreteras exuberantes, a la vez diabólicas y paradisíacas; he atravesado pueblos cuyo único habitante parecía ser un gato negro de ojos fijos. Y en silencio he escuchado los latidos del corazón de piedra que vive en la montaña soberana. Urbanitas extraños, perdidos en el abrupto relieve semejante a la dentadura de un gigantesco ser vivo, surgían igual que un ejército de fantasmas sin horizonte en los Lagos de Covadonga, bañados por la niebla.

He vuelto purificado de la civilización, dispuesto a comenzar la revisión de mi novela y a seguir dando forma a ese volátil sueño al que llamamos Literatura.

jueves, 11 de agosto de 2011

Decir es poder


La vida es maravillosa o terrible, según cómo se diga, cómo se llame a lo que sucede a todas horas y en todas partes, a lo visible y a lo invisible, a lo palpado y a lo soñado. Son los nombres los que definen lo que enuncian y no al contrario. Una acertada combinación de palabras ennoblece un asesinato o ridiculiza una heroicidad. Las palabras pueden devolver la vida, quitarla, enmudecerla de miedo. El silencio es un vocablo más que susurra en el viento, que se desliza en las gotas de lluvia o se precipita por un barranco.

Los artistas no describen la belleza; la inventan en su imaginación y la transforman lo mejor que saben, engatusando con sus obras a otros soñadores. La palabra es la única divinidad en la que creo, la única capaz de transformarlo todo; la poesía es un órgano que respira durante el sueño; la prosa, un corazón que, palpitando, nos ilumina.

Un faro, una pirámide, una escalera, una gruta… imágenes invisibles se agolpan en mi mente y reclaman su espacio. Tal vez encuentre en este mundo, algún día, un resquicio en el que meterme.

martes, 2 de agosto de 2011

Naturaleza imperial



La naturaleza desnuda es exuberante en su sencillez. Así lo revela, por ejemplo, un paseo por el Canal Imperial de Aragón. Allí un hilo invisible teje las copas de los árboles. El río esconde su rostro entre la libre vegetación. Donde no pisa el hombre, la hierba crece más tranquila. El agua se platea en un estancamiento suave. Al respirar el aire de las flores, una energía nueva revive tus pulmones. ¡Y qué bonito es el dulce desangramiento que las amapolas provocan en los campos!

Los vegetales son el instrumento musical que toca el viento. Bailan los tallos y las flores, abanicando sus aromas. Hasta el estiércol huele bien si lo remueve el cierzo. Mientras tanto, los animales se esconden en sus húmedas guaridas. ¡Cuántos paisajes reflejan en sus ojos la beldad del entorno! ¡Cuántas maravillas nos vedan nuestras limitaciones físicas! ¡Cuántos cuadros hermosos escapan a nuestros sentidos!

Nunca el hombre se siente tan prescindible como al rodearse de naturaleza. Se da cuenta de que los árboles, las piedras, los insectos y las flores no le necesitan en absoluto para existir. Las ciudades no se entienden sin los seres humanos que las construyen y las pueblan. Sin embargo, en plena naturaleza es el hombre quien se vuelve anomalía.

martes, 26 de julio de 2011

Galaxia poética



En una ocasión soñé que era una estrella

que viajaba al núcleo galáctico, sin encontrarse.

Abrí los ojos y vi mi reflejo danzando en cada átomo.

No era un sueño, sino mi pasado.



Todos los seres vivos somos

el puerto de un largo ciclo de milagros.

Somos tan eternos como puede serlo un instante:

aquel en que se desencadenó todo,

aquel que forjó nuestros brazos, nuestras mentes

y nuestras letras.



Fuerzas, materia, curvas…

La carretera del universo es tan infinita como la imaginación.

El espacio y el tiempo caben en un verso

y la poesía se entrelaza con la astronomía.

Son distintas manifestaciones de un mismo conocimiento,

o de una misma y sabia ignorancia.

miércoles, 20 de julio de 2011

Puedo escribir esta noche las cosas más surrealistas...


Se mece un verso incomprensible en el limbo de una neurona. Miro como a un extraño mis poesías. En ellas se reflejan mis dudas, nada más. Quizá solo haya una resonancia, una distorsión dentro de mí que me empuja a perforar el abismo: un muro de palabras, un salto de avestruces, un miedo cervical, una ignorante duda, una brusca sutilidad, una fragilidad fútil. Un instante en que escribo y nada más. Eso es lo que pretendo, paralizarme en mis poemas, oír mis letras respirar, romper su intimidad y protegerla, acunarme en la eternidad de un suspiro.

No. No encuentro las palabras ni las busco. Escribo porque escribo, sin otro motivo. Mi poesía nunca madurará. No lo sé pero lo intuyo, y la intuición es más fuerte que la niebla del futuro o las ficciones de la razón. No tengo razón ni dejo de tenerla porque no digo nada. Me preservo de los preservativos, me convierto en un niño que juega al escondite consigo mismo porque no tiene amigos. Ese niño me mira, yo lo miro a él y no veo nada: su mirada me suplanta.

El árbol lo oye todo, mientras tanto, y sabe mucho. Sabe, por ejemplo, que para esconderse es mejor estarse quieto y no dar vueltas en busca de un mejor agujero donde caerse muerto. Sé que lo sabe y sin embargo yo no lo sé. Me choco contra el tronco y busco una fruta que no me sepa a hiel. Busco una palabra en el diccionario y me pierdo.

Me duermo y sueño que el niño se esconde en mi sueño y no deja de hacer preguntas, aunque ya sabe la respuesta y sabe que no le diré nada, porque en los sueños siempre me quedo sin palabras. Me despierto pero sigo soñando. Soy libre. No estoy obligado ni siquiera a volar: puedo escoger una vida de preso. Es más cómodo encerrarse que abrir las alas, pesadas como el plomo que llueve sobre mi cabeza y rebota.

No he entendido nada; he escrito esto en un insomnio, de pie frente al teclado. Mis ojos veían muchas formas que ya no recuerdo ni soy capaz de inventarme para que otros se las imaginen. Me voy sin cerrar la puerta, estas no se inventaron para cerrarse, sino para darles trabajo a quienes quieran abrirlas.

jueves, 14 de julio de 2011

Gracias


Hoy no escribo acerca de ningún tema, sino sobre ciertas personas. Me refiero a todos aquellos que han encontrado unos minutos de su tiempo, en esta vorágine del siglo XXI, para leer mis entradas. Son más de 100 los seguidores (prefiero llamarlos críticos) que figuran en las estadísticas del blog. En ocasiones desaparecen por problemas técnicos; entonces este espacio parece el cementerio de un predicador de palabras. Por fortuna, hasta el momento siempre han reaparecido para conformar en la esquina superior derecha ese mosaico de caras y nombres – algunos conocidos para mí, otros no – que confiere vida a la página y en el que me siento, de algún modo, reflejado.

Sé que otros también me leen, aunque no se contabilice su discreta presencia. Lo sé porque a veces me lo dicen, y supongo que algunos más lo leerán sin mencionarlo nunca. A todos, sin excepción, les doy las gracias. He recibido comentarios que me han emocionado, que me han hecho reflexionar o sencillamente esbozar una sonrisa. Agradezco en especial a personas como Daniel, Francisco o Bocanegra, por escribir varias veces y darle mayor sentido al blog con sus aportaciones.

Mi primera entrada data del 9 de junio de 2010. Por tanto, el blog lleva más de un año de andadura. Cuando lo creé no tenía ningún proyecto claro que lo dirigiera; tan solo una vaga voluntad de perdurar y un cierto rechazo preventivo al abandono. Hoy esa voluntad se ha hecho más firme: la página se ha convertido en algo importante para mí. Y el motivo sois cada uno de vosotros.

sábado, 9 de julio de 2011

No me olvides


Nunca quise saber dónde habita el olvido. Uno ignora la forma que escoge para cubrirte. Uno no reconoce la bruma invisible con que te ata. Tal vez uno solo percibe, en un momento de un día, quizá en casa de nadie o en la suya propia, o tal vez rodeado de almas, que la suya se ha apagado, ha optado por desvanecerse y precipitarse colina abajo, donde habita el olvido. Porque este no puede ser cosa elevada del espíritu. No puede esconderse entre las nubes ni jugar con los astros. Se esconde dentro de uno mismo y germina como una flor demente que no huele sino a carroña, que no tiene sino una sola y monstruosa cara de fúnebres pétalos. El olvido es un tobogán de ceniza que sabe todavía a fuego; un descenso sin freno ni arnés, una caída sin fin hacia la nada; un rey que todo lo convierte en cero.

Es tan corto el amor y es tan largo el olvido… que se burla el tiempo del primero y se asocia con el segundo, en una alianza sin beneficiarios. Es tan abrumador el peso del olvido y tan leve el alivio del amor… Tanto es así que a veces desearía olvidar el amor y amar el olvido, amarlo para siempre y olvidar el sufrimiento. Mas no puedo. Quizá en eso consista el paraíso.

Pero lo más terrible del olvido es que es definitivo. No es brizna pasajera ni espiga viajera. Es lo único que cabe en la definición de eterno. Puede acecharnos, siempre hambriento, impulsado por un subterráneo viento. Puede perseguirnos en los sueños para transformarlos en miedo.

¿Y cómo puede uno ocultarse de ese demonio de mil cuerpos, de ese ejército de melancolía? No cabe defensa alguna porque al final todo se olvida, todas las personas y todas las cosas, todos los recuerdos y todos los sucesos. Todo lo que sentiste se deshace mientras se rememora y se convierte en nostalgia, sentimiento persistente que se adhiere con un pegamento invencible a determinadas almas. Es una barrera cuyos pinchos, que uno mismo planta sin darse cuenta, se estrechan lentamente, cercando el futuro. Pero la nostalgia es necesaria, pues perece un mundo, un pueblo, una mujer, un hombre, un árbol, cuando no queda ni un motivo para recordarlo.

¿Cómo no acabar yaciendo junto al olvido, durante más días de los que tienen los años? ¿Cómo evitar su abrazo, siempre amargo? No tengo la respuesta. Pero escúchame bien, Olvido, dondequiera que estés (y estás en todas partes). Escúchame bien, porque esta frase es por y para ti: te juro que pienso luchar cada día de mi vida contra tu embrujo, contra tu filtro de desamor y tu veneno lento administrado en dosis negras. Porque no temo a la muerte; te temo a ti, pero soy valiente.

lunes, 4 de julio de 2011

Guerra silenciosa


Las elegantes piezas del tablero,

nacidas para combatir entre ellas,

mueren si no luchan a muerte,

se devoran para demorar su fin.



Una batalla sin sangre, mas no sin drama:

así es el ajedrez.

Y el comandante es cruel:

no conoce otra ética que la de la victoria.



Los sacrificios forman parte del juego,

que analiza altivo y sudoroso.

Tan solo el tiempo, lluvia calcinante,

le acongoja con su pesado transcurrir.



Y cuando el triunfo o la derrota

(o las tablas sin ley ni pacto firme),

sobre el tablero extienden su metralla,

las piezas se entierran en sarcófagos,

sin el honor de una muerte heroica,

sin el alivio de un triunfo duradero.

martes, 28 de junio de 2011

Homenaje a la Luna



La Luna ha visto nacer y morir a todos los hombres y a todas las mujeres, los ha visto brillar y compungirse, batirse en duelo y besarse, darse un abrazo y una estocada, escribir poemas e inventar mitos, quemarse y dominar el fuego, oler sus barros y sus flores. Los ha visto enjoyados y desnudos, hambrientos y obesos, excitados y mustios, chillando y en silencio.

Y no solo ha visto. También ha inspirado, con su presencia misteriosa, obras sublimes y temores baldíos; ha orientado y extraviado a numerosos viajeros. No existe claridad tan digna como la que, cada noche, ofrece a quien levanta la cabeza.

No sabemos si existe Dios; la Luna es la única divinidad visible. ¿Qué diría, si quisiera hablar, de todas las proezas y dislates protagonizados por la santa maldita humanidad?

miércoles, 22 de junio de 2011

Sobre los porqués y el hasta cuándo de las desigualdades


¿Por qué hay países ricos y pobres? La respuesta a esta cuestión ha sido perseguida, evitada e ignorada muchas veces a lo largo de la Historia. Existen teorías encontradas que, de parecida forma a como los médicos se ocupan de las enfermedades, buscan hallar el diagnóstico correcto y el tratamiento que conduzca a la curación de las desigualdades. Sin embargo, ninguna de las medicinas suministradas por los gobernantes han aliviado en exceso la situación de los países subdesarrollados. De hecho, las diferencias entre ricos y pobres tienden a aumentar en los tiempos modernos.

Este problema es de todo menos nuevo. Existen precedentes ya en 1637 con la crisis de los tulipanes, cuyo aumento de precio provocó una gran burbuja económica en Holanda. Nuestro país se encuentra en un barrio rico del mundo como es Europa. Pese a ello, recientemente la crudeza de la crisis ha despertado conciencias cristalizadas en las manifestaciones del 15-M. Defienden una democracia real y acusan al capitalismo, imbuido de las tesis modernistas, de transformar al ser humano en una mercancía. Es el discurso que confunde el “yo soy” con el “yo tengo”.

No es objeto de este ensayo la reflexión acerca de los principios democráticos que sienten arrebatados los manifestantes. Me limitaré a apuntar que un sistema que defienda de un modo más activo la participación ciudadana impulsaría el nivel cultural de la población. Entiendo y comparto las quejas de aquellos que lamentan la escasa capacidad crítica de muchos ciudadanos. Pero no se trata tan solo de una cuestión común, sustentada en infinitas reformas educativas y nuevas asignaturas. Influye mucho la motivación por aprender y meditar sobre los grandes problemas (y sus posibles soluciones) que debilitan el “músculo social”, por utilizar la expresión de Iñaki Gabilondo. ¿Pero qué motivación puede hallar la gente si al final todas las decisiones las toman los políticos, en direcciones que con frecuencia ni siquiera habían apuntado en sus programas electorales?

Volviendo al asunto que articula el ensayo, en mi opinión la teoría de la modernización, que considera la pobreza como mera consecuencia de un atraso tecnológico, ha fracaso en gran medida y no puede sostenerse a largo plazo. Bien es cierto que se han producido notables avances en calidad de vida a lo largo del siglo XX, pero también existen pueblos para las cuales la “modernización” ha supuesto una trágica pérdida, al horadar sus raíces ancestrales y provocar la absorción de su cultura en un canon occidental que no necesariamente ha de ser universal. Estimo imposible la exportación de un “Estado del bienestar global” que ampare de forma razonablemente similar a Mauritania y a Estados Unidos, por ejemplo. De hecho, según el informe Worldwatch de 2004 harían falta los recursos de tres planetas como el nuestro si todos los países asumieran el modelo de consumo de las naciones más desarrolladas.

En este sentido, concuerdo con las tesis que defienden la condonación de las deudas a los países en vías de desarrollo. Al fin y al cabo, tienen parte de razón autores como Andre Gunder Frank al recordar que la explotación colonial ha facilitado a los países occidentales la posesión del poder económico y político. Se deben controlar los flujos financieros para impedir que el capitalismo, comandado por las multinacionales, se constituya en una especie de prolongación del imperialismo. En cualquier caso, es exagerado afirmar que las naciones ricas deben su posición en exclusiva al expolio de las pobres, pues ya partían con una ventaja tecnológica (bélica, al menos) que les permitió la conquista de nuevas riquezas en los países colonizados.

Los intentos de la cooperación internacional por atenuar las desigualdades en el mundo, sin que hayan fracasado por completo, no terminan de encauzarse correctamente. Para empezar, los gobiernos no tienen ninguna obligación de ayudar a los países necesitados. Lo hacen cuando quieren, en las condiciones que les placen y pensando siempre en obtener un beneficio. Hay organizaciones sociales que tratan de impulsar esta lucha. Pero, aunque su influencia crece, es insuficiente para competir con los gobiernos y sobre todo las empresas que, desde luego, no se guían por criterios altruistas sino por la persecución del beneficio económico.

Pensemos que en la sociedad española – y en muchas otras – existe un sistema tributario que establece una mayor carga impositiva a las rentas más altas. Algunos ideólogos soñadores han pensado que sería posible instalar algo así a escala internacional, con impuestos obligatorios para las naciones ricas destinados a corregir las enormes desigualdades del mundo. No obstante, hay una diferencia fundamental entre ambos planteamientos. A los ciudadanos se les obliga a pagar impuestos, ¿pero quién obliga a las potencias a sacrificar parte de su hegemonía política y económica en beneficio de los países no industrializados?

Mientras no exista una voluntad colectiva, firme, que no eluda la incómoda realidad de que el desarrollo sostenible es difícil de sostener, va a resultar muy difícil que las grandes empresas y los gobiernos más poderosos renuncien a su dinero y a su poder. El problema de las desigualdades no se soluciona con ayudas puntuales; no es una cuestión de caridad que se resuelve enviando despojos. Urge un compromiso real entre naciones y un hermanamiento entre pueblos que, por desgracia, no se vislumbra hoy día.