Pocos símbolos ejemplifican tan bien al consumismo como las palomitas. Desbordadas en sus recipientes, siempre a punto de caer en el tráfago de las butacas, por muy excesivo que en un principio se nos antoje su número siempre sentimos un vacío cuando la bolsa ha quedado saqueada por nuestra glotonería.
¡Y qué decir del centro comercial! Perfumado por aromas invisibles, refulgente de colores, hogar de interminables filas de escaparates lascivos, pretende diseñar en nuestra mente la idea de un paraíso accesible. La cartera es el pasaporte universal que abre sus delicias.
¿De verdad es para tanto? Yo me limito a pasar de largo ante las vitrinas, llenas de vacío, que tropiezan en mis ojos. Me pierdo en esta marea vacua. Tan solo me detengo en la sección de libros para ojear algunas obras. Releo la última página de “El amor en los tiempos del cólera”, de García Márquez. Sin comprar nada, he hecho mi elección.
Al menos para mí no. Yo tampoco me suelo quedar mirando los escaparates y si realmente necesito algo entro y voy a tiro fijo.
ResponderEliminarEso sí, yo también me suelo parar en la sección de libros,desde pequeña que me ponía sentada en el pasillo a leer un rato :D
Odio el consumismo y la gente estúpida que "va a pasar la tarde al centro comercial". Buen texto y maravilloso ejemplo. Un saludo desde la luz y la penumbra :)
ResponderEliminarSoy de los que piensan que, cuanto más consumimos, menos pensamos. También en este caso, menos es más.
ResponderEliminarUn saludo y gracias por comentar.
Pues a mí no me importa paser por los centros comerciales, sobre todo en navidad. Me place detenerme ante los escaparates y echar un vistazo a los seductores productos que nos ofrecen. Degustar un café humeante en sus cafeterías. Sobre todo, me encanta hacer la compra en los supermercados, aspirar los aromas a carne, pescado y frutas, a antisépticos y perfumes.
ResponderEliminarPero, al igual que vosotros, odio el consumismo por el consumismo. Me parece una obscenidad gastar 60 € en un pantalón vaquero mientras millones de personas no tienen ni para un trozo de pan. Por ello, no compro más que lo que me es imprescindible para vivir. En mi pantalón, "la de Ubrique", está a buen recaudo.
Un abrazo.
Francisco
El consumismo por el consumismo pretende justificar racionalmente la irracionalidad. Además produce efectos perversos, como la obsolescencia programada, que nos conduce poco a poco a un futuro sin futuro. Si no lo conocéis, os recomiendo este documental de TVE, que de momento todavía es más o menos independiente: http://www.rtve.es/television/documentales/comprar-tirar-comprar/
ResponderEliminarUn abrazo
Excelente post, Carlos. Nuestra vida es digitada por el consumismo que detesto. Es un claro ejemplo de ello la mención que hacés de la obsolescencia programada. Hoy en día compramos una compu o un teléfono celular a sabiendas de que en unos meses es una pieza de museo.
ResponderEliminarlos centros comerciales y el consumismo sirven al ser humano para escapar de su soledad, para saciar el vacio que llevamos dentro, con el simple impluso de consumir por consumir. Sabiendo que hay cosas de duran poco.
ResponderEliminarCUESTION DE SENTIDO COMUN EL SOLO COMPRAR LO QUE SE NECESITA ..PERO NO ES NIGUNA ABERRACION EL MIRAR Y ADMIRAR....DIGO POR SER TOLERANTE CON AQUELLOS QUE LES GUSTA..
ResponderEliminarMira es absolutamente terrible el consumismo fiero que tenemos alojado en nuestro interior.
ResponderEliminarUn consumismo imbuido artisticamente por los creadores de las cosas que necesitan ser vendidas y contratan a publicistas inteligentes que nos hacen morir por...no sé...un boli de Bob Esponja,por decir algo?
Yo adoro las librerías,su olor característico e inconfundible,pero me reconozco perdida en las perfumerías también,por ejemplo.
Así que sí,también soy consumidora empedernida,bueno...no tan empedernida,pero casi.
¡Cáchis!
Besos.
En mi opinión, un consumismo exacerbado no hace más que socavar ese vacío que mencionaba uno de los comentaristas anónimos. Por lo demás, no hay nada de malo en mirar, tocar u oler algo que nos guste, o en comprar un producto que nos gratifique, siempre y cuando no convirtamos los caprichos en el centro de nuestra vida.
ResponderEliminarDecrecimiento, menos consumo y reparto del tiempo de trabajo. ¿Por qué no? Tendríamos más tiempo de ocio, mientras que Telecinco no podría emitir más horas. Habría que pensarlo...
ResponderEliminarMuy interesante, un saludo.
Esto es lo de siempre Carlos: TONTOS, EN TODAS PARTES. Es para ellos para los que va dirigidos toda esa forma de hacer propaganda consumista, sin conocimiento, pero claro, tienen tarjetas de crédito y visten requeteway.
ResponderEliminarUn abrazo chavalote.
Además es un proceso que suele volverse cada vez más intenso, hasta el momento en que dejamos de consumir productos para pasar a ser consumidos por ellos.
ResponderEliminarAbrazos