Esta semana no sabía con qué actualizar el blog, así
que opto por la vía más fácil: mirarme al ombligo. He consultado algunas
estadísticas del blog y mis perfiles en redes sociales, que comparto con
vosotros pese a que pueden cambiar en este preciso momento: 75.220 visitas, 172
entradas, 1.165 comentarios (míos serán cerca de la mitad, pues contesto la
mayor parte), 499 seguidores (que prefiero llamar “críticos”), 2.103 en Twitter y 213 en mi página de Facebook. A ellos hay que sumar los 1.170 amigos de mi perfil en la red creada por Zuckerberg, los 291 contactos
en Linkedin y los 409 en Google + ... en total, excluyendo
algunos de otras redes en las que no tengo actividad, cerca de 4.700 si he
sumado bien, aunque muchos son tan amables e insensatos que me siguen a través
de distintas plataformas.
Los que me conocen saben que no siento especial inclinación hacia los números. Soy hombre de letras y los datos me dejan frío. Por ello quería decir, tanto a los que me leen habitualmente como a quienes llegaron aquí buscando información sobre una secta satánica o una especie en peligro de extinción, que para mí representáis mucho más que una simple cifra, incluso si no tengo ni idea de quiénes sois. Los números no pueden medir las diferencias cualitativas de una realidad, precisamente las más interesantes. Cada visita, cada comentario, cada seguidor es único. Tú eres único. No permitas que te etiqueten, que te reduzcan a ser un elemento más de una masa amorfa. Y dame un bofetón virtual por haberlo intentado en esta entrada.
Los que me conocen saben que no siento especial inclinación hacia los números. Soy hombre de letras y los datos me dejan frío. Por ello quería decir, tanto a los que me leen habitualmente como a quienes llegaron aquí buscando información sobre una secta satánica o una especie en peligro de extinción, que para mí representáis mucho más que una simple cifra, incluso si no tengo ni idea de quiénes sois. Los números no pueden medir las diferencias cualitativas de una realidad, precisamente las más interesantes. Cada visita, cada comentario, cada seguidor es único. Tú eres único. No permitas que te etiqueten, que te reduzcan a ser un elemento más de una masa amorfa. Y dame un bofetón virtual por haberlo intentado en esta entrada.