Algunos amables lectores me han preguntado
cuándo voy a publicar mi novela. Me encantaría dar una
respuesta precisa, pero aún no conozco la fecha, el medio ni la forma. Todas
las posibilidades, empero, siguen abiertas. En esta entrada voy a explicaros de
manera sucinta los movimientos que estoy realizando con el objetivo de publicar
el libro, por si el asunto os provoca curiosidad o por si ayuda a otros
escritores que se encuentren en una situación similar a la mía.
Lo primero que busco son
concursos en páginas como Escritores.org o Tregolam.
Los hay de muchas
clases. Algunos están abiertos a todo el mundo, otros solo a determinados
rangos de edad o espacios geográficos. Con frecuencia el tema de la obra es
libre, a veces está prefijado por los organizadores. En mi caso, doy prioridad
a los concursos para jóvenes o para autores noveles que no imponen restricción
temática.
El mundo de los
concursos literarios daría para un ensayo. No faltan voces que claman contra la
falta de rigurosidad y criterios sólidos en sus concesiones. Se dice que gran
parte de ellos están dados de antemano, y que la calidad literaria no es el
principal valor a considerar. Un periodista cultural que lo ha vivido de
primera mano me contó alguno de los trucos a que recurren los organizadores
para escoger al ganador, como seleccionar entre las finalistas un puñado de
obras muy flojas con una única excepción, que es la que premia el jurado.
Sin embargo, debo reconocer
que los certámenes me han dado bastantes alegrías en el género del relato
breve, pues he recibido tres primeros premios y un segundo (huelga decir que
careciendo de poderosas influencias). Por ello considero que vale la pena
intentarlo con mi novela, en especial en aquellos destinados a autores jóvenes
o noveles. Aunque la participación suele ser muy numerosa y las posibilidades
de ganar muy bajas, algunos concursos premian a los finalistas con la
publicación de la obra, lo que ya supone una notable oportunidad para un
escritor que empieza.
Pero la búsqueda de los
concursos más adecuados solo es una parte de la aventura. Las editoriales han
sido, tradicionalmente, las encargadas de sacar del anonimato a los autores.
Corren malos tiempos para la industria del libro, afectada por la crisis y
perjudicada por su lentitud para adaptarse al nuevo paradigma digital (algo en
lo que coincide con las empresas periodísticas, de las que tal vez hable en
otro artículo). Por ello son pocas las editoriales punteras que permiten enviar
manuscritos no solicitados. Esto obliga a afinar las pesquisas. No en vano se dice
que, para hallar la editorial adecuada, debe seguirse un proceso similar a la
búsqueda de empleo, es decir, nada de enviar el currículum (o la novela, en
este caso) a diestro y siniestro, sino analizar bien el mercado y nuestros
puntos fuertes para intuir dónde encajaríamos mejor.
Si todo esto nos
abruma, también podemos intentar que una agencia literaria nos represente. De
esta manera, dejaríamos en manos de profesionales la tarea de encontrar la
mejor forma de publicar el libro. De lograrlo, el elenco de editoriales disponibles
crecería enormemente, ya que muchas solo toman en consideración las obras de
autores representados. Confieso que todavía no he enviado mi novela a ninguna
agencia, pero tengo previsto realizarlo en breve. Obtener su apoyo simplifica
la vida del escritor, que por lo general entrega de buena gana un porcentaje de
sus derechos de autor a cambio de la labor promocional. Vale la pena intentarlo y esperar que no padezcan excesiva alergia al riesgo. Os dejo enlaces de
agencias que permiten el envío de manuscritos.
Mi consejo para los
autores noveles es que pasen por todas estas fases una vez hallan concluido una
obra de la que se sientan razonablemente satisfechos: búsqueda de concursos, de
editorial y de agencia. Mientras esperan con calma una respuesta (que suele
demorarse varios meses, en caso de que llegue), pueden perfeccionar su libro,
enviárselo a lectores de confianza, empezar otro o tomarse unas merecidas
vacaciones. En mi caso, desde que acabé la novela no he dejado de escribir,
pero lo hago con más inconstancia. Cuando me asalta una idea procuro cristalizarla
en un relato; por ahora no me planteo arrancar otra novela. Creo que aún no
estoy preparado.
Si pasan los meses y
nadie apuesta por la obra, se abren dos alternativas: darse por vencido
momentáneamente o publicar por tu cuenta. Esta última opción no debe plantearse
como un fracaso o solución desesperada, ya que hay numerosos ejemplos de libros
despreciados por agencias y editoriales que han cautivado a los lectores. Si
quienes han leído la obra dieron un veredicto favorable (la opinión de madres y
abuelas siempre se toma con precaución) y el escritor está decidido a
publicarla, recomiendo la opción de Amazon, que analicé en este reportaje ya algo antiguo, pero
aún vigente en su esencia.
Eso es todo por hoy. Si
tenéis alguna duda sobre lo expuesto, intentaré ayudaros en la medida de mis
posibilidades y conocimientos. Espero que nos sigamos leyendo por aquí y desmintiendo
esa prematura sentencia de muerte que lleva años acompañando al mundo de los
blogs. Qué leches, os quiero a todos.
Interesante articulo! Espero que tengas suerte! Yo he publicado mi primer libro de relatos con Chiado Editorial, no sé si la conoces.
ResponderEliminarHola, Charo, me alegro de que el artículo te resultara interesante. Hasta hace nada estaba muy perdido en estas cuestiones y ahora que he aprendido un poco me apetecía compartirlo. No conozco la editorial que mencionas, pero buscaré información. ¡Saludos!
ResponderEliminarMe Motiva mucho Observar esto
ResponderEliminarEl ver como existen Personas que tienen el Don de Escribir y Ver como realizan su trabajo y como nos demuestran a Nosotros las Personas Sus mas Grandes Esperiencias