Así como el universo se expande, tal más rápido que la luz, deben
ampliarse cada día nuestros horizontes. Cada jornada debe ser como un nuevo
cuadro vital. Una nueva sensación, un nuevo olor, una palabra diferente… cada
novedad ha de ser celebrada como extensión del espíritu, incluso si a primera
vista parece ejercer una influencia negativa en nuestra existencia.
Las consecuencias de todo son siempre imprevisibles a largo plazo, puesto
que la naturaleza de la vida se basa en el caos y en el azar. Así pues,
esforcémonos en ver más allá de lo obvio, y quizá con el tiempo seamos menos
ciegos. Evitemos caer en el vicio de las luces de neón. Para saber donde están
mis ojos, no necesito luz. De hecho, a veces es en la oscuridad donde uno se
encuentra más fácilmente. Las luces brillantes, así como las impresiones
fuertes, suelen nublar el juicio.
Y
tampoco cometamos la equivocación de canonizar la experiencia como único
referente de nuestros actos y pensamientos. Decía Oscar Wilde que uno nunca
lamenta sus propios errores. Tal vez sea así. Quizá la mejor manera de aprender
de los errores sea aislándonos y no pretendiendo que se conviertan en una norma
universal. Lo que un día fue un error, puede ser un acierto al siguiente. Y es
preferible equivocarse muchas veces que acomodarse en la inacción.
Estupenda reflexión.
ResponderEliminarLas luces brillantes, nublan y confunden. Aturden.
Un texto inteligente! Besiños!
Entre cada estrella hay inmensos espacios de oscuridad. Atreverse a recorrerlos puede llevarnos a hallazgos inesperados. Me satisface que te gustara mi texto, Susi, y como siempre gracias por comentar.
ResponderEliminarBesos
Estimado Carlos, como han dicho otros: el orden es un estado de excepción, y la luz no es más que ausencia de sombra. Lo cual me hace pensar en que la aventura del pensamiento puede irse conduciendo entre la umbrosa luz por la que pronto nos damos cuenta de que es más el desconocimiento en que vivimos que el conocimiento que creemos poseer. Que es más, mucho más la imaginación que la razón... hay tanto que nos desborda que...
ResponderEliminarUn abrazo
Así es, Bocanegra. Decía Newton aquello de que lo que sabemos no es más que una gota en el océano. Siglos más tarde, tal vez conozcamos tres o cuatro gotas, pero hemos descubierto que el océano es mucho más profundo y complejo.
ResponderEliminarUn abrazo
Creo entenderte, que no debemos permanecer sentado a la orilla del rio, debemos cruzar el rio y vivir nuestras propias experiencias, es como luchar el dia a dia y sacar de ellos la experiencia del combate.
ResponderEliminarun abrazo
fus
Esa era más o menos la idea :) Y no caer en la mansedumbre de repetir siempre lo mismo, eso mata al cerebro. Que cada día enciendan luces distintas las neuronas que nos van quedando.
ResponderEliminar¡Abrazos!
Me quedo con eso de "lo que un día fue un error, otro puede ser un acierto"...Me hizo pensar.
ResponderEliminarUn beso acertado ( o dos).