martes, 11 de septiembre de 2012

Irlanda, una tierra literaria

Siento haber dejado el blog desatendido durante algunas semanas, pero vuelvo de Irlanda (aquí podéis ver Fotos de mi viaje) entendiendo mejor por qué ha habido tantos escritores en esta isla verde y hermosa. En ciertos lugares se respira un ambiente como de embrujo y las nubes parecen esconder un misterio, como el de un hombre que desaparece bajo los árboles torcidos por la gigantesca mano del tiempo.

El mar de Irlanda también posee vida propia, con sus particulares hijos. Como los imponentes acantilados de Moher, que son un ejemplo de desordenada y magistral construcción de la naturaleza. En un día desconocido y lejano, el canto de la naturaleza se convirtió en un grito incomprensible para el hombre. Sus sonidos furiosos llenan ahora el alma de melancolía.

El arcoíris en Dublín es un puente de luz colgado en el cielo que une la lluvia con el sol tímido y callado: a sus pies, una ciudad de orgulloso pasado. La historia de Irlanda es un poco como la historia del mundo, salpicada de sangre, nacionalismos y disputas religiosas, pero también repleta de héroes honorables y justos. No hay nada tan estimulante como la ignorancia, de la que uno es plenamente consciente cuando observa en la biblioteca del Trinity College las interminables filas de libros que te miran desde las alturas, ocultando sus secretos inalcanzables.

Pero quizá el lugar que más me ha impresionado ha sido el cementerio de Glasnevin, donde parece que el tiempo se ralentiza a la vez que la vida se acelera a extinguirse como un girasol mustio. Los sonidos se amortiguan y las palabras del viento adquieren inefables significados. Allí estuve sentado en una tumba, descansando de la vida y saboreando el fruto de la muerte, convertida en una serena obra de arte. Al fin y al cabo, ¿qué es la vida si no una curva que se tuerce en el curso de la muerte? Mas pese a ello, sigue creciendo entre los escombros.

¿Cómo serán las fiestas subterráneas de los difuntos? Me gustaría pensar que lo sabré algún día, que cuando muera no habré muerto y sueñe que he vivido.


4 comentarios:

  1. Me impresiona los acantilados y ese clima que se presta a la literatura. Bienvenido.

    un abrazo

    fus

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  2. Sin duda fue impresionante, nunca había visto un paisaje similar. Además hacía un viento notable y llovía a ratos, de modo que la fuerza de la naturaleza resultaba sobrecogedora. Gracias por ser la primera en comentar tantas veces, Fus.

    ¡Un abrazo!

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  3. Debe ser un país como ninguno, lleno de magia y misticismo. Me imagino lo que habrás sentido al contemplar personalmente esa impresionante naturaleza, quedarías con la boca abierta.

    Saludos.

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  4. Así es, Martha, ha sido un viaje estupendo por muchos motivos, y también me ha servido para mejorar un poco mi inglés.

    ¡Saludos!

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