A veces siento que freno a fondo ante el semáforo justo cuando se pone en verde; me adelantan por la derecha. A veces doy vueltas en la esfera de los recuerdos, y la alarma inaudible de la nostalgia resuena en mi mente. A veces uno siente que el momento es eterno y que se clava en el cerebro. Un tiempo eterno en el que nada ocurre: esa es la mayor opresión para el corazón humano. Ante ese temor se harían trizas todas las arterias y se desbocaría la sangre en todas direcciones. Cuando uno se culpa por sentirse mal, teniéndolo todo salvo lo que anhela, y sin saber bien lo que anhela… cuando uno no sabe si sus sufrimientos son imaginarios, lo normal sería deprimirse. Pero existe otro tipo de persona que en esas circunstancias convierte en realidad la frase lapidaria de Vargas Llosa: “La literatura es lo mejor que se ha inventado contra el infortunio”. El escritor escribe, es decir, ejecuta aquello para lo que ha nacido, y todo empieza a cobrar un nuevo color.
Cuanto más inexplicables son las penas, mayor es el alivio que proporciona esta actividad. El escritor no se preocupa de otra cosa, ni aun por lo que escribe en algunas ocasiones. No importa el qué, el cuándo, el dónde, los porqués. Sólo importa el cómo, si acaso. El escritor escribe y alcanza su naturaleza, distanciándose de las vulgaridades y los cebos que le ofrece la sociedad. Cuando uno escribe se ilusiona. Cree, igual que el acérrimo matemático respecto al número, que todo está contenido en esas letras ensambladas mágicamente. Uno se siente capaz de rellenar el mundo con sus palabras: sus criaturas.
salir fuera de ti mismo y de repente encontrarte con un yo que repeles, que amas, que admiras, que odias...un saludo
ResponderEliminarO con un yo que por la mañana admiras y que por la tarde odias... somos inestables por naturaleza y debemos aprender a vivir como seres múltiples, no planos.
ResponderEliminarSaludos y gracias por comentar.
¿Quieres decir que el escritor crea su propio mundo para expandirse en sus historias y deja al margen su realidad social?
ResponderEliminarun fuerte abrazo
fus
No a su realidad social, pues es imposible sustraerse de ella, pero sí a los entretenimientos banales, a los pasatiempos que nos idiotizan y a otra clase de objetivos materiales que rara vez tienen la importancia que se les da.
ResponderEliminar¡Abrazos!
Me gusta tu reflexión, escribir es olvidarse de uno mismo desplegarse, vivir otras vidas, inventar palabras y construir mundos, que en muchas ocasiones nos hacer ser felices.
ResponderEliminarYo creo que la ficción es imprescindible para completar la "vida vivida" (porque la ficción también es vital).
ResponderEliminarSaludos y gracias por tu comentario.
La ficción es vital tanto para el escritor como para el lector. Un escape, una evasión... ambos se complementan, uno sin el otro no podría existir.
ResponderEliminarBesos,
Blanca