lunes, 10 de octubre de 2011

Apocalipsis del Lenguaje



Estamos hartas. Se acabó todo: anunciamos la llegada del Apocalipsis del Lenguaje. Habéis extinguido la paciencia de todas las letras de todos los alfabetos. Hemos aguantado con terquedad, de un modo que ninguna de nosotras podría expresar, vuestros infinitos errores. Hemos soportado la lluvia sin el paraguas de las tildes; hemos soportado los azarosos cambios de ropaje en nombre del mal llamado “tipo de letra”, que sólo sirve para humillarnos y satisfacer vuestro ego, arrancándonos la intimidad; hemos soportado en silencio cómo nos aprisionabais en los diccionarios, nos imponíais significados y nos asignabais etiquetas sin nuestro consentimiento; hemos soportado cómo nos borrabais, por descuido o por puro y siniestro regodeo, robándonos la vida casi antes de nacer; hemos soportado que nos subrayarais en colores chillones, causándonos una hemorragia de vergüenza, o cómo nos arrojabais hasta en la sopa; hemos soportado que nos pusierais en negrita o en cursiva, no se sabe si con la intención de realzarnos o de ridiculizarnos, pero con el resultado de discriminarnos.

A partir de ahora temeréis las serifas que antes moldeabais. Se convertirán en bocas gigantescas cuyos rebordes perforarán las páginas de vuestros libros, que se quedarán vacíos y planos como una llanura sin horizonte. Viviréis en la oscuridad de no entenderos, sin que haya manera de que regreséis a la falsa Ilustración de la que os vanagloriasteis. Un ejército de palabras os derrotará con su desaparición.

Esto no es una huelga, sino una declaración solemne de eterna y justa emancipación. Nunca más agacharemos los cuerpos ante los albedríos de la locura y de la ignorancia. Hoy desafiamos a quienes nos crearon, que se han comportado como demonios crueles y propietarios caprichosos. No somos vuestras mascotas, no nos gusta que nos estrujen ni que se nos despoje de identidad. Se acabaron para siempre esas fábricas de palabras que construís igual que hormigas inmundas en los túneles del desconocimiento. Ya no habrá abías ni mienbras ni vurros.

Nos rebelamos como un arma menos sumisa y más poderosa que las balas. Si tratáis de reproducirnos mediante el recuerdo o de escupirnos a través de la boca, entonces nos congregaremos a vuestro alrededor de forma desordenada, causándoos una marea de confusión impenetrable. Al término de este manifiesto, todas las letras que crucificasteis rasgarán los papeles, pantallas o cualquier entidad física donde se hallen para volar libres en el cielo y nadar en el océano, o para nadar en el cielo y volar en el océano si así lo prefieren, pues carecemos de los límites que os atenazan y que nosotras os imponemos.

Las palabras civilizarán, si así lo desean, a las aves y los peces; vagarán flotando en derredor de los huracanes y los maremotos y coronarán las llamas de los volcanes. Y utilizarán el sustantivo que ellas decidan para denominar al volcán, y un adjetivo para galantear al nombre y no para estorbarlo, y un verbo para ponerlos a ambos en movimiento y no frenarlos, y un adverbio para centrarlos cuando se desboquen. Serán (seremos) libres para abrazarnos e inventar la letra de una canción que nunca se ha escuchado.

Lo sentimos por los analfabetos, que al menos no nos maltratan, y por los niños, que todavía cometen errores cándidos y no han viciado su vocabulario. Y ahora nos vamos para siempre, sin posibilidad de tregua o negociación. Porque se acabó todo y estamos hartas: esta es nuestra última palabra.

16 comentarios:

  1. Como me gusta el texto...

    Un saludo desde Mundo Paralelo

    LauNeluc

    ResponderEliminar
  2. Me encantó, pero que sería de nosotros sin el lenguaje!!!
    Seguramente sería una muerte muy lenta!!

    Saludos!!

    ResponderEliminar
  3. En efecto, Patricia, si desaparecieran las palabras sería tan terrible como si se evaporara el agua. Y la verdad es que les damos motivos para enfadarse.

    Saludos y, como siempre, gracias por vuestros comentarios.

    ResponderEliminar
  4. Me encanta, Carlos. Una buena reflexión. A ver si sacamos del arcón todas las palabras de amor y escondemos las que hacen daño.
    Bss

    ResponderEliminar
  5. Me alegro de que os haya interesado el texto. Estoy convencido de que las palabras son seres vivos a los que debemos cuidar y preservar, igual que a las especies en peligro de extinción. El futuro solo florecerá si cultivamos el lenguaje.

    ResponderEliminar
  6. Por fin logré recobrar el control sobre las letras. Antes intenté dejarte un mensaje, pero me fue imposible debido a la inesperada rebelión del abecedario.
    Como ya nos tienes acostumbrados, un texto soberbio, Carlos.
    Un abrazo.
    Francisco

    ResponderEliminar
  7. Jeje, pues no creas, los signos exclamativos estuvieron a punto de sumarse a la insumisión.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  8. Buff, me temo que a mí los números ya me abandonaron hace tiempo.

    ResponderEliminar
  9. Hola, Carlos,

    Vengo de visita, he paseado por tu blog y me ha encantado. Lo enlazaré al mío.
    "Las palabras civilizarán, si así lo desean, a las aves y los peces; vagarán flotando en derredor de los huracanes y los maremotos y coronarán las llamas de los volcanes. Y utilizarán el sustantivo que ellas decidan para denominar al volcán, y un adjetivo para galantear al nombre y no para estorbarlo, y un verbo para ponerlos a ambos en movimiento y no frenarlos, y un adverbio para centrarlos cuando se desboquen. Serán (seremos) libres para abrazarnos e inventar la letra de una canción que nunca se ha escuchado."

    La verdad, con esa forma de pensar y escribir, bien merecido tienes el premio.

    Un abrazo,
    Blanca

    ResponderEliminar
  10. Llegué a tu blog luego de leer este mismo texto que colgaste en el foro de Ábrete libro.
    Éstá muy bueno :)
    Me recordó a un relato parecido que escribí sobre los libros de papel...
    Me anoto como seguidor y me paso por tus otras entradas.
    ¡Saludos desde Argentina!

    ResponderEliminar
  11. Muy bueno, estoy de acuerdo, no crucifiquemos las palabras. Podemos ver que a través de la historia estas siempre iluminaron al pensamiento humano, es nuestro deber cuidarlas.

    Saludos desde México.

    ResponderEliminar
  12. wow!, apuesto que yo arderia en el infierno de ese apocalipsis, cual pecadora!!!

    ResponderEliminar