Ya ha pasado un año desde que se divorciaron. Fue una separación rápida, consensuada con ese tipo de consenso que no satisface por igual a las dos partes. Ella quería un divorcio pacífico y él estaba demasiado triste como para levantar la voz.
Acordaron enseguida el reparto de los bienes materiales. Para ella, el coche y la casa; para él, los antidepresivos. El juez consideró que todo se hallaba en orden y firmó el divorcio, con los mismos ademanes que habría empleado para rematar un recibo o una sentencia de muerte.
Cuando llegó a casa de sus padres, se sintió muy en deuda con su ex mujer: él se había quedado con todos los recuerdos.
Clásica historia de una pareja que rompe estando uno de los dos todavía enamorado.
ResponderEliminarMuy fácil identificarse con el relato.
Me ha encantado el final.
Un abrazo, ecologista.
Lo cierto es que los pronombres "él", "ella", son totalmente intercambiables.
ResponderEliminarUn abrazo y no dudes que seguiré reciclando todo lo posible jaja.
Vaya, Carlos, a fin de cuentas lo material se divide tan fácil, firmar un papel no causa mayor problema, pero dividir los recuerdos o quedarse vacíos de ellos es donde queda el sentimiento.
ResponderEliminarMe ha gustado esta entrada, unplacer conocer tu espacio.
Saludos
Incluso es difícil confinar los sentimientos a pedazos de la memoria que el tiempo deforma sin que nos demos cuenta.
ResponderEliminarSerá un placer compartir lecturas, Mina. Saludos.
Me gusta esta entrada. Los sentimientos con el paso del tiempo se transforman en algo muy diferente a lo sentido en ese momento específico o período de tiempo. Es curioso.
ResponderEliminarTienes talento para esto Gami =)
Me gusta que te guste :)
ResponderEliminarBonito final, aunque amargo. :)
ResponderEliminarHe llegado aquí de casualidad. Con tu permiso, me quedo, que se está a gustito... :)
Una alegre casualidad :) Espero que te quedes un tiempo y te pongas cómoda en cualquiera de las letras que escribo.
ResponderEliminarSaludos
Esto es fantástico, así de simple. Eso de repartir bienes, tan bien repartidos que dejamos siempre fuera, el tanto amor que nos tuvimos y los recuerdos agradables vividos, es lo que hace desigual el reparto. ¿A qué si? Pero lo maravilloso, es cómo puedes con apenas 22 años describir tan perfecto ese instante? Me asombras, de verdad.
ResponderEliminar"Con todos los recuerdos" nada más y nada menos!
ResponderEliminarFelicitaciones por este relato corto tan bien resuelto.
Saludos
Renate