viernes, 2 de octubre de 2020

2020

 



El año que desterró la alegría de los rostros,

celebrándose en cuarentena

la fiesta de los necios.

El año en que se condenó a los jóvenes

como verdugos del futuro,

y se volvieron insensatos los abrazos,

encuentros y romances.

 

Cuando se enquistaron los odios sumergidos

y los cráneos se hundieron buscando amaneceres.

Cuando señalaron por la ventana a niños tristes

y agredieron a hombres sin máscara

que paseaban por la calle.

 

Las palabras se convirtieron en ladridos,

las miradas en balas,

los bares en infiernos verdes,

las plazas en testigos mudos.

 

El miedo se tornó ley,

el amigo en conocido

y en hostil el extraño.

 

Este año que podría durar un siglo,

cuyos días rebotan mórbidos

en la garganta de la noche.

Este año que no termina nunca…

 

¡Maldito 2020!

Ojalá se derrame en el olvido

como una pesadilla leve.


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