Hoy quiero compartir un segundo fragmento de la novela en que estoy trabajando. Después de desvelar los primeros párrafos, centrados en el mundo onírico del protagonista, ahora os lo muestro en pleno ejercicio de su profesión. En esta fase de la historia el personaje trabaja como reportero para Telemadrid y cubre una manifestación que tuvo lugar el 20 de junio del 2005. En ella se pedía, en nombre de la familia tradicional, la retirada de la ley del matrimonio homosexual del gobierno socialista de Rodríguez Zapatero, que permitía casarse a personas del mismo sexo. ¿Soy el único al que le parece que en diez años han cambiado tantas cosas...?
Llevo tres meses trabajando en Telemadrid, tiempo de
sobra para comprobar hasta qué punto la orientación ideológica del partido que
gobierna la comunidad autónoma marca la agenda del medio. Es algo que ya me
había advertido la persona que me recomendó, un compañero de la Facultad
gracias al cual conseguí que me entrevistaran y, a la postre, contrataran. En
más de una ocasión me he llevado sorpresas desagradables al ver cómo recortaban
mis grabaciones en el informativo por considerar que daba excesivo espacio a
opiniones que no agradaban a la dirección general, compuesta por gente muy afín
al Partido Popular. No me agrada que anulen mis esfuerzos por informar de
manera ecuánime, pero estoy dispuesto a asumir ese precio con tal de abrirme
hueco en el competitivo mundo de la televisión. Hoy les ahorraré el trabajo de
suprimir nada asegurándome de que solo aparezcan reflejados los puntos de vista
favorables a la manifestación. Salvo que a última hora suceda alguna verdadera
catástrofe, no tengo dudas de que abrirán el informativo del mediodía con esta
información. He de aprovechar la oportunidad.
Hace un calor de espanto multiplicado por la
acumulación de cuerpos, banderas, globos, enseñas y pancartas (en especial una
inmensa, en letras rojas mayúsculas: “LA FAMILIA SÍ IMPORTA”). Joder,
tendríamos que haber llegado antes. Ahora va a costar organizarse en medio del
caos. Trato de radiografiar la manifestación. Ancianos y niños por todas
partes, poco vendibles en antena. A las monjas hay que sacarlas, eso sí. Las
veo a las faldas del Palacio de Comunicaciones con sus vestidos inmemoriales,
abanicándose la cara con una mano y sujetando banderitas con la otra.
En cuanto a las banderas mejor centrémonos en la
española y la madrileña, sin mostrar las de otras comunidades. Aunque sí
mencionaremos que han venido personas procedentes de todo el territorio
nacional para defender el concepto tradicional de familia, hoy amenazado por
las políticas progres de los socialistas. Quizá convenga entrevistar a un
andaluz o un canario para que se aprecie claramente la transversalidad de la
protesta. Por supuesto, será imprescindible conseguir unas palabras de los
barones del partido que han anunciado su asistencia, pero a estas horas aún
deben de andar tomándose el café.
Intentamos avanzar rodeando a la marabunta por un
lateral, pero la plaza está abarrotada. Doy por hecho que los convocantes
hablarán de más de un millón de personas, sea cierto o no, y su punto de vista
habrá de predominar. El ruido me ensordece y las proclamas se mezclan como el
choque de dos tambores en mi oído: “Zapatero, se te ve el plumero”, “Cómo se
nota que el niño no vota”, “No al desmadre, queremos padre y madre”,
algunos de los más repetidos. También “Viva España” y “Viva el Papa”. Me abro
paso a empujones gritando que soy de Telemadrid. Algunos rostros se giran,
algunos cuerpos se apartan pero la mayoría ni siquiera me oye. Le pido a Sergio
que no se quede atrás, le cuesta seguirme con el equipo de grabación a cuestas.
Tenemos que obtener un buen plano de la pancarta gigante y de los manifestantes.
Nos acercaremos a los más pintorescos para sacarles alguna declaración mientras
esperamos la llegada de las autoridades.
Un grupo numeroso enarbola la fotografía de un niño
(o más bien la enorme cabeza de un niño, casi un bebé) a punto de llorar, con
un globo de cómic que le hace decir: “ZP, quiero una mamá y un papá”. Qué
triste ser niño y que todo el mundo se arrogue el derecho a hablar en tu nombre
antes de que hayas aprendido una sola palabra. Da igual, seguro que la imagen
enternecerá a la audiencia. Tiene que salir. Logramos abrir un pequeño hueco
para que Sergio clave la cámara. Vamos a grabar aquí, que se note que nos hemos
metido en medio del jaleo. “Telemadrid, Telemadrid. Por favor, dejen espacio a
los profesionales”.
me gusta lo que escribes
ResponderEliminarun placer haberte encontrado
Muy amable, gracias. Además, nunca es tarde para recomenzar. Yo también te leo, ¡saludos!
EliminarMe agrada, te felicito. Protagonista crudo, realista, perfectamente reflejado.
ResponderEliminarGracias, Martín. Dentro de poco empezaré a revisar desde el principio con el objetivo de tener lista la novela en los primeros meses de 2016.
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