Pocos
personajes literarios han mostrado el aguante del detective Pepe Carvalho.
Manuel Vázquez Montalbán lo convirtió en el protagonista de 25 obras de
diferentes géneros. Desde la primera hasta la
última, Editorial Planeta las ha reeditado en 8 volúmenes.
Han pasado 40 años desde que
Carvalho debutara en Yo maté a Kennedy. Su cicló se cerró con Milenio Carvalho,
publicado en 2004 después de la muerte de su autor, al que en cierto modo ha
sobrevivido. Desde el principio se mostró como un tipo particular y
contradictorio, capaz de saltar de las filas del Partido Comunista a la CIA. Su
carrera como detective privado fue larga y vio de todo. Sus casos le llevaron a
viajar por los cinco continentes. Pero nunca olvidó Barcelona, una ciudad que
dejó de ser suya no porque la abandonara, sino porque se fue volviendo
irreconocible en sus transformaciones sucesivas.
Carvalho experimenta una notable
evolución en la vasta obra que protagoniza. A medida que envejece se acentúa su
nihilismo, su melancolía y su decepción. Se da cuenta de que no ha llegado a
ninguna parte o, quizá, de que no había ningún sitio al que llegar. En todo
caso, Planeta ha decidido ignorar el orden cronológico y agrupar los tomos por
conexiones temáticas o de género. Así, el primero es un círculo que contiene la
primera y las dos últimas historias del detective, el tercero se recrea en sus
recetas (la comida fue el único amor estable que conoció), el séptimo se centra
en sus relatos…
El último libro de la colección,
titulado Rarezas, ofrece algunas obras poco conocidas, como un monólogo teatral
escrito en 1997 en el que Carvalho se queja con amargura del trato al que le ha
sometido su creador. Lamenta que lo haya utilizado como reflejo de sus
obsesiones, caprichos y debilidades y que lo haya hecho pasar por tantas
situaciones vergonzosas para condenarlo a muerte en los albores del nuevo
milenio.
Por desgracia, ni el detective ni su autor conocieron apenas el siglo XXI. Pero su legado conjunto nos sirve para entender mejor las últimas décadas del XX. Como dice Daniel Vázquez Sallés, escritor, periodista e hijo de Vázquez Montalbán,
leer a Carvalho “es leer la historia de España, ya que convirtió la novela
negra en un reflejo de la realidad española y en una crónica social de la
época”. En cuanto a la relación entre el personaje y su creador, afirma que
Carvalho le servía a su padre “para decir lo que no podía con su propio nombre
y, en cierta forma, escupir al suelo”.
Vázquez también destaca la
importancia de la obra de Montalbán para prestigiar el género de la novela
negra, antes considerada literatura menor. Esta tendencia empezó a cambiar en
España a partir de las epopeyas de Carvalho, que aunaron el entretenimiento y
la intriga propios del género (el detective decía que “en las novelas
policíacas, el asesino siempre es el autor”) con la crítica social. Temas como
la corrupción política, los abusos del poder y los efectos perversos de la
globalización tienen una presencia importante en su obra.
Los volúmenes cuentan con prologuistas
como el propio Vázquez, Luis García Montero, Carlos Zanón o George Tyras,
autores que se han visto fascinados de un modo u otro por la figura del
detective. A pesar de que él ya se retirara “de un mundo que se divide en
víctimas y verdugos, algunas veces llamados presos y carceleros”, como afirma
en su último libro, sus peripecias todavía sirven para cuestionar las verdades
establecidas.
Resumen del artículo en El Periódico de Cataluña
Artículo publicado en El Periódico de Extremadura
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