miércoles, 28 de septiembre de 2011

Desamor

No seré yo quien ponga una flor en tu epitafio. No voy a sobrevivirte ni a sobrellevarte. No voy a amarte más de lo razonable. No voy a querer que vuelvas, si tú quieres irte; ni iré a buscarte, si quieres que me marche.

Prefiero ser impermeable y no mojarme mientras me doy un beso, contigo o con otra, o acaso con una sombra. Prefiero una cita a solas, conciliar todas mis partes, acallarte y acallarme.

Hoy voy a cerrar este capítulo que compusimos a ciegas, sin tiento, sin otro concierto que el de tus recovecos. Hoy me suena todo como un golpe seco y distante, un mazazo merecido por exprimir el jugo de lo extinto. Una ola de calor y una ola de frío recorren mi cuerpo y trastocan los efluvios que desprendes. Una gota de lluvia entre un jirón de fuego compuso el tablero de este juego. Dos velas se derriten, pero ninguna llora; las dos se rozan. Al mismo tiempo, se deshacen: es su digna forma de solidarizarse.

Ya no me veo reflejado en este charco. Ya no me comporto como un niño, sino como un árbol. El néctar de mis versos es amargo, el rizo de tus labios se ha combado, la temperatura del encuentro no ha cristalizado. Mis latidos son perezosos, no siguen el tambor de tus pasos ni el tacto de tus abrazos. Es evidente, para qué negarlo: la magia entre nosotros se ha apagado.

15 comentarios:

  1. ¡Joder, qué bonito, Carlos! (¿Se puede poner "joder" en tu blog?).
    Como siempre, inspiradísimo y de ejecución sublime. Las palabras encajan unas con otras con total perfección, sin que chirríen lo más mínimo.
    Un abrazo.
    Francisco

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  2. ¡Gracias, Francisco! Y claro que se pueden poner tacos en el blog jeje.
    Un abrazo

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  3. Si es que eres el puto amo. ( Ahora te jodes, no haberle dado permiso a Francisco para poner tacos, coño¡) Muy bueno, tronco. Un abrazaco.

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  4. Lo amé, lo amo y lo amaré... es como mi vida hecha poema.

    No me queda duda que para esto naciste, querido! Olé!

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  5. Cuanod muere la magia es mejor dejarla descansar en paz...
    Allá en el infinito ignorado,revolotea la chispa que volverá a prender en ese estado placentero y maravilloso que nos hace ver y senttir que la magia existe.
    Besos.

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  6. Tienes razón, Marinel. El amor también es una energía que se transforma, adoptando diferentes formas y ramificándose en innumerables contornos.
    Gracias a todos por vuestro tiempo y por vuestros comentarios.

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  7. Ufffffffffff, tremendo, y llevas razón, cuando termina la magia, ya nada es.

    Mis saludos

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  8. Duele cuando se resquebraja el corazón, cuando la razón tiende a equivocar el destino, duele la llama apagada y se desorienta de forma particular cada roce fuera de la costumbre, pero todo es volver a empezar, aun quemando las brazas, el fuego puede volver a renacer...abrazzzusss

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  9. Creo que el amor ese silencio que nos grita en todo el cuerpo en medio de tanto ruido. Y entonces, tal vez, el desamor es...

    Allí dejo, Carlos, en los puntos suspensivos diversos finales posibles.

    Saludos

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  10. El amor es lo dulce y lo amargo; el azúcar, la sal y la pimienta de la vida. Una vida sin amor es como tomarse un bocadillo sin lo de dentro.
    Saludos

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  11. Siempre es doloroso terminar una historia. Pero hay que quedarse con el recuerdo de la magia. Es muy hermoso lo que has escrito.
    Un abrazo, Carlos

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  12. Gracias, Blanca. Me alegra verte por aquí. Ya tengo ganas de leer tu nuevo libro, por cierto.
    Un abrazo

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  13. El amor y el desamor un conjunto eterno...excelente trabajo.

    Leer en mi blog la Obra lírica teatral: Luna deleita entre las mazmorras Oscuras de una Hermandad Vampilírica. (Humor)

    PD:Tu presencia en la mesa de está tertulia seria placentera. Gracias si decides visitarme y quedarte como seguidor.

    Saludos

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  14. Devolviendo la amable visita que hiciste a mi blog, me encuentro con este certero, lúcido, poético dibujo de un desamor que atrapa mi interés de tal manera que, con tu permiso, me quedaré por este rincón tuyo, como seguidora de tus escritos y tus viajes por los sueños (por aquello de lo orinonauta). Abrazos, amigo Carlos.

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