viernes, 26 de julio de 2013

La escalera se acaba


La vida es como esas escaleras mecánicas que se abren en la noche precipitándote hacia la oscuridad más profunda. Al principio ves lejos el final; te parece que nunca va a llegar el momento en que debas poner un pie en el aire. Pero la escalera te empuja cada vez más, a un ritmo fijo. Puedes dar un paso hacia arriba y acelerar el fin, pero la tentación más probable es la del retorno. Quieres volver, das un paso hacia atrás pensando que así nunca llegarás al fin de la escalera, que sube para lanzarte al abismo. Ah, pero si pretendes regresar habrá alguien empujándote, alguien que te recuerde que no eres inmortal y que has de seguir la dirección única del tiempo.

Quizá seamos libres pero solo en momentos y lugares determinados. La mayor parte de las horas las pasamos atados por cuerdas invisibles, cargas que pesan y que nos imponemos nosotros o nos imponen otros, tanto da. Si tienes suerte podrás dar un paso o dos hacia abajo y por un instante te creerás a salvo: Yo no tendré que seguir el mismo curso que todo el mundo, soy especial, único, puedo darle la vuelta a la escalera si es necesario, desprenderme de todas las ataduras, incluso desnudarme en medio de la ciudad y subirme encima de un árbol simplemente porque me da la gana hacerlo. Pero esa ilusión durará poco, enseguida no tendrás fuerzas para seguir retrocediendo (en realidad nunca lo hiciste, tan solo te esforzabas por mantenerte unos segundos en el mismo sitio).

Si te das la vuelta verás rostros desconocidos que te arrollan, que te gritan sin mover los labios, que te miran sin misericordia porque están sujetos a iguales fuerzas y sufren iguales temores. Apenas te resignas en los últimos escalones: Voy a morir, de repente veo claro que no veo nada y que no hay ningún lugar donde refugiarse, es el final y estoy solo, aquí se acaba mi breve viaje por el mundo. No he entendido nada, no sé quién soy ni por qué he venido. Me he divertido a ratos, he sufrido en otros, pero ni mis diversiones ni mis sufrimientos importan a nadie ahora, cuando la escalera se está acabando y ya tengo un pie en el aire, y enseguida tendré los dos y mi cuerpo se convertirá también en aire. Con el tiempo no quedará nada de mí; ni una imagen en la mente de nadie, ni una sonrisa en el recuerdo de nadie, ni una caricia en la piel de nadie.

jueves, 18 de julio de 2013

Publicar o no publicar: tuya es la elección

Para mi segundo artículo en El Periódico, que se publicó el sábado pasado, tuve la oportunidad de entrevistar al escritor Bruno Nievas. Uno de los consejos que daba es obtener primero lectores y después buscar editorial (o, simplemente, dejarte fichar por una de ellas). El proceso tradicional (conseguir agente y editor) es lento y difícil para los autores noveles, por lo que cada vez son más los que deciden publicar primero en internet en formato digital., como expliqué en este reportaje.
 
Bruno Nievas puso su primera obra, Realidad aumentada, gratis a disposición de los lectores. El mismo Hernán Casciari, escritor argentino ingenioso donde los haya, publica libros enteros en su blog y aún así pretende venderlos, creo que con notable éxito. Yo también he publicitado en varias ocasiones el enlace donde puede descargarse mi libro de relatos Juicio a un escritor, ganador del premio para escritores jóvenes aragoneses en el año 2011,en formato PDF.
 
 
Va creciendo el número de autores independientes que han obtenido el respaldo de un sello editorial y han visto su obra editada incluso en papel, que sigue siendo el formato estrella pese a la reducción de ventas y el tibio progreso del e-book. Pero tampoco hay que engañarse. La gran mayoría de escritores independientes forman parte de una masa anónima y sus libros son completamente desconocidos. Además, se acusa incluso a quienes obtienen ventas de fomentar una literatura de baja calidad, sin brillantez literaria ni profundidad de pensamiento. Simple literatura de entretenimiento a precios irrisorios. No suena mal porque, al fin y al cabo, el grueso de lectores busca que les entretengan, lo que por supuesto es totalmente lícito. Yo tampoco pretendo aburrirme mientras leo, aunque reconozco que busco algo más: cierta habilidad con el lenguaje, capacidad para excitar mi materia gris… para el entretenimiento puro no utilizo la lectura.
 
No sé qué pensaréis los pacientes lectores de este blog sobre el eterno debate de los libros en papel o los digitales. A mí me parece que lo esencial siempre es el contenido, no el continente en que se lo empaquete, aunque por supuesto regalar un libro es mucho más bonito que enviar un documento en PDF. En lo personal, me atrae Amazon por la seguridad que ofrece al escritor respecto a dos cuestiones esenciales: la de ver su obra publicada y la de cobrar puntualmente por cada ejemplar vendido.
 
El escritor no debería pasar más tiempo tratando de publicar que escribiendo. En ese sentido Amazon es ideal, pero por otro lado te “esclaviza” a convertirte en vocero de ti mismo y a pregonar por internet la existencia de tu libro, pues nadie lo hará por ti. En todo caso, publique por una vía u otra, el autor debe implicarse en la promoción. No queda otra y puede ser hasta divertido. Para profundizar en esta cuestión os recomiendo la lectura del libro Marketing para escritores, de Neus Arqués.
  
En resumen, creo que los escritores noveles debemos estar esperanzados. Por un lado, existen más agencias y editoriales que nunca a las que podemos mandar nuestras propuestas o manuscritos (bien es verdad que muchas no admiten los no solicitados) en busca de un guía que nos acompañe en el camino hacia los lectores. Por otro lado, podemos apostar por la autopublicación, ya sea en papel, en digital o en ambos formatos, y buscarnos las habichuelas a través de internet.
 
En este tiempo de crisis general, de crisis editorial, de crisis de todo, los escritores noveles no podemos quejarnos. Es fácil distraerse pensando en las posibilidades que se abren a nuestro alrededor. Sin embargo, nunca debemos olvidar qué es lo que nos ha llevado a examinar estas opciones: la pasión por la escritura. Sea racional o irracional, nos sirva para ser más felices o no, para conocernos mejor o para sorprendernos de lo poco que sabemos sobre todo, es esta pasión la que se ha de mantener por encima de los cantos de sirena digitales y de los cerrados círculos de las grandes editoriales. Si yo no la sintiera cada vez que me pongo frente al teclado, empezaría a pensar que estoy enfermo o que estoy cambiando una enfermedad por otra. Y esta ya me viene bien.    
 
 
 
 
 

jueves, 11 de julio de 2013

Dacia Maraini, escritora: "En tiempos de crisis se produce una explosión de creatividad"

 
Estoy muy contento con mis primeros días de prácticas en la sección cultural de El Periódico. Trabajo sobre todo en el ámbito de la literatura y ayer publiqué mi primer artículo largo: una entrevista a la escritora italiana Dacia Maraini, una de las autoras más traducidas e influyentes de la literatura contemporánea europea y candidata al Premio Nobel por su país el año pasado.  Ha venido a Barcelona al hilo de la exposición «Pasolini-Roma», abierta hasta el 15 de septiembre en el CCCB.  La obra de Maraini, que fue amiga personal de Pasolini, se ha caracterizado siempre por su compromiso con la sociedad y por su denuncia de las injusticias. La entrevista se publicó en papel pero no en internet, por lo que me ha parecido interesante subirla al blog.
 
–Uno de los aspectos que destaca la exposición respecto a la obra de Pasolini es su contemporaneidad. ¿Por qué es importante realzar hoy en día su figura?
–Por su cine, por su literatura, por su poesía sobre todo... era capaz de hacer muchas cosas, siendo un artista muy completo. También porque era un hombre con ideas que se anticiparon décadas a su tiempo. 
 
–Usted fue amiga personal de Pasolini y también trabajó con él en el guión de una  de sus últimas películas, Las mil y una noches.  ¿Cuál era su personalidad y cómo era en su faceta profesional?
No era una persona muy habladora, pero sí muy dulce. Creía más en el misterio que en la razón. Como compañero de trabajo era infatigable, hasta el punto de que a sus colaboradores les costaba seguirle. Pero era muy agradable porque sabía valorar el esfuerzo de los demás y escucharles. Por aquel entonces yo apenas había publicado Memoria de una ladrona, un libro picaresco que le había gustado mucho. Por eso me invitó a colaborar con él en el guión de la película.  Tuvimos que hacerlo en quince días, cuando normalmente se requieren por lo menos tres meses. Fue agotador pero un verdadero placer. Nunca tuvimos un choque porque él dejaba que me expresara.
 
–Alguna vez ha dicho que el escritor debe escribir sobre el mal, sobre lo que no funciona en la sociedad, como también hacía Pasolini. ¿Qué lecciones podemos extraer de la crisis económica?
Que todo cambia muy velozmente. El bienestar no es algo inamovible y el mundo se ha vuelto más pequeño. Europa no se puede considerar como una isla separada del mundo. Las relaciones con otros países como China, Rusia o Brasil son más importantes que nunca, lo que tiene consecuencias también internas.
 
¿Vivimos malos tiempos para la cultura o esta todavía puede ser una fuerza inspiradora para mejorar la sociedad?
No creo que vivamos una mala época. En los tiempos de crisis se suele producir una explosión de creatividad, como ocurrió en Italia tras el fascismo. Ahora el gobierno de Berlusconi ha provocado que los escritores jóvenes vuelvan a mostrarse comprometidos y unidos en contra de la pobreza, la injusticia y los retos medioambientales, algo que parecía olvidado desde los sesenta. Quizá este sea uno de los pocos efectos positivos de la época de Berlusconi.
 
–La clase política no parece capaz de solucionar esos problemas.
Hay un divorcio entre los ciudadanos y la clase dirigente. La corrupción también es grave, aunque al menos ahora hay más información sobre ella. Pero no han sido los políticos quienes le han puesto freno, ha tenido que intervenir la justicia. 
 
–Otro de los asuntos en los que se ha centrado su obra ha sido la desigualdad que sufren las mujeres. ¿Es más lo que se ha avanzado o lo que falta por conseguir?
Desde los sesenta se ha producido una emancipación y reformas legales que en teoría aseguran la igualdad. Pero cambiar las mentalidades es mucho más complicado. Hay costumbres arcaicas muy arraigadas que perpetúan antiguos privilegios e impiden que esa paridad sea real. Esta cultura machista no se da solo entre los hombres, también algunas mujeres participan de ella. El camino de la emancipación provoca reacciones furibundas. De hecho, los casos de violencia están aumentando sobre todo en el ámbito familiar.
 
–¿Qué destacaría de la cultura española o catalana?
Conocí la lengua catalana en Cerdeña, donde se habla este idioma. De los libros clásicos del castellano destacaría Lazarillo de Tormes, que fue uno de los libros que me cambió la vida cuando lo leí a los dieciséis años. Los italianos y los españoles tenemos muchos lazos en común, pero debería desarrollarse más el intercambio cultural, por ejemplo a través de las traducciones. Conocemos mucho mejor la cultura norteamericana que la europea.  Somos víctimas que consienten el mercado americano y perdemos de vista que Europa es un continente lleno de ideas y proyectos. 

viernes, 5 de julio de 2013

¿Cómo sería la vida sin internet?

La novela que estoy preparando parte de un supuesto apocalíptico: la desaparición a escala global de internet. El protagonista, un joven poco sociable que pretende instaurar un negocio online, se siente completamente desorientado al perder su universo virtual: sus seguidores en las redes sociales que jamás lo reconocerían en la calle, su blog donde publica artículos sobre marketing en internet, sus numerosos contactos de email… Sin llegar al extremo de los hikikomoris japoneses, que pueden pasarse años encerrados en su habitación con la única compañía de ordenador, televisión y videoconsola, mi personaje vive en una burbuja que se romperá en un segundo fatídico y lo dejará desnudo, indefenso ante una sociedad convulsionada por la pérdida de internet.
 
¿Qué consecuencias creéis que tendría en nuestras vidas una desconexión global? ¿Os imagináis una vida sin internet? Se dice que esta modifica incluso nuestra forma de pensar. Mientras que algunos como José Cervera consideran que los hipervínculos son una buena proyección del funcionamiento del cerebro humano, otros investigadores como Nicholas Carr temen que la red nos esté volviendo superficiales y acríticos, si no lo ha hecho ya. 
 
Este debate se plantea desde diferentes perspectivas generacionales, sociológicas, culturales… Lo cierto es que la mayoría de personas no ancianas nos conectamos a internet y no estamos dispuestos a prescindir de ella. Pero no todos. Paul Miller, un joven residente en New York, diseñador web y escritor para medios de tecnología, decidió exiliarse por completo del mundo online durante doce meses. Declaraba: “A principios de 2012 yo tenía 26 años y ya estaba exhausto. Necesitaba un descanso de la vida moderna, esa rueda de hámster alrededor de las bandejas de entrada de tu correo electrónico y el constante flujo de información desde la WWW, que parecían consumir mi cordura. Quería escapar”. Se dedicó a escribir una serie de artículos sobre su experiencia cuya lectura os recomiendo: http://pijamasurf.com/2013/05/lecciones-tras-un-ano-sin-internet/ 
 

Internet tiene el color que nosotros le pintamos. Puede utilizarse para derrocar regímenes totalitarios, para difundir pornografía infantil o para subir las fotos de nuestras mascotas. Su popularización ha transformado el modo en que nos comunicamos, ¿pero cómo sería una vuelta atrás? ¿Nos limitaríamos a vivir igual que antes o ya nunca volveríamos a ser los mismos? En mi novela indago sobre estas y otras cuestiones. Por fortuna, nadie tiene las respuestas definitivas.



 
 
 
 
 
 

 
 

 
 
 
 
 

 

 

miércoles, 26 de junio de 2013

Mi tercer premio literario me lleva a estudiar el micromecenazgo

 
Esta es una entrada feliz porque hace unos días me enteré de que había ganado mi tercer certamen literario por mi relato “El concurso imposible”. Me refiero al I Concurso de Narración breve de mecenix.com/. Mi cuento, que trata el tema de los premios literarios con un tono irónico y humorístico, ha resultado el mejor, según el Jurado, de entre los 269 recibidos en esta modalidad. Como consecuencia, se publicará en una obra colectiva y recibiré diez ejemplares gratuitos. Según me han comentado los organizadores, está previsto que el libro se edite a partir de septiembre y que esté en distribución seguramente en noviembre.
 
Debo aclarar algunas cosas acerca de Mecenix. Se trata de una plataforma que financia la publicación de libros gracias al micromecenazgo de lectores interesados. Con sus pequeñas aportaciones permiten editar más ejemplares de la obra y se aseguran su ejemplar. En caso de que no se llegue a la cantidad mínima, se les devuelve el dinero. De hecho, me han pedido que facilite una lista de contactos de correo electrónico, a quienes se les invitará (sin ningún compromiso, faltaría más) a contribuir a la edición del libro por el sistema de micromecenazgo. Si nadie tiene inconveniente, he pensado pasarles los emails públicos de los seguidores de este blog. Por supuesto, dichos contactos tendrán la reserva expresa de le ley de protección de datos española y ninguna finalidad más que comunicarles la publicación del libro donde se recogen las narraciones ganadoras y finalistas, por si quieren participar en su edición.
 
Además de ello, he recibido un bono de 300 euros que se destinará, si todo va bien, a publicar uno de mis libros en la plataforma Mecenix y Nèctar Editorial, pertenecientes al grupo Ambar Comunicació. Mi intención es enviarles mis nuevos relatos, ya que la novela aún no la tengo lista y probablemente la proponga antes a editoriales y concursos. Sin embargo, quizá Mecenix sea una buena salida para los cuentos, que son más difíciles de colocar especialmente cuando sus temas son diversos y sus características heterogéneas. Pero de eso ya os informaré a su debido tiempo a través del blog y las redes sociales. Antes necesito conocer el dinero que habría que recaudar, cómo sería la distribución de los ejemplares y las demás condiciones del contrato.
 
Me gustaría saber con toda sinceridad cuál es vuestra opinión sobre el sistema de micromecenazgo o crowfounding aplicado a obras literarias. ¿Estaríais dispuestos a financiar colectivamente un libro que os apetece ver publicado y recibirlo a un precio inferior al que se vendería en las librerías? ¿Creéis, por el contrario, que solo es justo pagar por una obra acabada y editada por profesionales? ¿O, como casi todo en esta vida, depende…?
 
Es evidente que el sector editorial está en crisis. Los grupos grandes solo apuestan por nombres reconocidos y los concursos de mayor enjundia se entregan casi a dedo. Por eso los escritores noveles buscamos nuevas formas de dar a conocer nuestros libros. Autoedición online o física, micromecenazgos… son sistemas que están todavía en fase de experimentación. Solo el tiempo dirá si sirven para paliar los males del sector. En último término, estará en manos de los lectores.      
 
Un abrazo y gracias a todos por vuestro apoyo     
 

miércoles, 19 de junio de 2013

Literatura e internet, más conectadas que nunca



En contra de mi costumbre voy a publicar la crítica de un libro en mi blog (lo habitual es que lo haga en http://www.atendiendoarazones.com/). La crítica puede ser un género literario en sí mismo, aunque no aspiro a tanto en esta entrada. Si la cuelgo aquí es porque me he sentido identificado con sus autores y porque su obra guarda relación con mi actual proyecto novelístico, que describe un mundo en el que Internet ha desaparecido. Su lectura me ha servido en cierto modo de inspiración.   
 
Tras la red es un libro de cuentos surgido de manera improvisada y espontánea, a partir de un encuentro de escritores, editores y críticos que reflexionaron a la orilla del Cantábrico sobre el futuro de la literatura en el nuevo paradigma digital. 16 cuentos, 16 autores (algunos tan conocidos como Lorenzo Silva, Javier Celaya, Cristina Fallarás o Vanessa Montfort), 16 historias que serían inconcebibles antes de la huracanada irrupción de internet en nuestras vidas.
Como explica María Goicoechea, prologuista y una de las escritoras representadas, “Internet ha transformado la sociedad y el modo en que nos relacionamos con los demás. De ahí la idea de crear una colección de relatos con historias que no podrían acontecer sin la red de redes”. Cada autor escoge diferentes caminos, imágenes y recursos incluso antagónicos. En la antología conviven cuentos muy convincentes y otros más discretos, pero todos poseen un nexo común: el lenguaje digital. Cibersexo, avatares, juegos de ordenador, redes sociales, whatsapps y correos electrónicos planean por narraciones que describen e indagan nuevas formas de comunicarse. Son los mismos temas de siempre adaptados a una vorágine distinta.          
Como reflejo más o menos fidedigno de su tiempo, la literatura debe explorar las revoluciones tecnológicas que están modificando el mundo (y también el universo editorial, obligado a reinventarse). Por ello es de agradecer que las nuevas generaciones de escritores actualicen sus registros para conectar con un lector que vive cada vez más rápido, con más distracciones retumbando a su alrededor y que muy posiblemente está leyendo a través de una pantalla.
Algunos autores, por lo general de edad avanzada, ven con recelo el cosmos digital. Sin embargo, Internet puede configurarse como un territorio ideal para que el género del relato, no siempre valorados por las editoriales en papel, campe ancho y breve, corto pero profundo y penetrante.  
Tras la red es un buen paso para aproximarse a esa dimensión digital de la literatura que todavía no está muy definida, pero que anticipa un horizonte prometedor. Y en parte es gracias al hacer de editoriales como Sigueleyendo que, además de esta antología, ha publicado a un precio muy reducido un puñado de libros interesantes.

lunes, 10 de junio de 2013

Ecos y resonancias de un intenso debate cultural



Afirma Umberto Eco que “la cultura no está en crisis; es crisis”. Como reflejo de toda actividad humana, es imposible abarcar la cultura por completo. Sin embargo, los medios de comunicación no pueden renunciar al intento de ofrecer una visión lo más amplia posible. Con el objetivo de discutir sobre el presente y el futuro del periodismo cultural,
se han celebrado en la Universidad Pompeu Fabra, entre el 3 y el 5 de junio, unas jornadas organizadas por los estudiantes del máster de Periodismo especializado en Cultura, entre los que me encuentro. Las bautizamos como Futuro Cultura, dos términos que deberíamos asociar de forma automática. En nuestra web podéis consultar más información sobre los invitados y consultar algunos de sus artículos: http://futurocultura.org/ 


La experiencia para nosotros ha sido muy positiva, pero en este artículo procuraré no caer en la endogamia autocomplaciente. Mi intención es extraer las ideas que, desde mi punto de vista, más contribuyan a diagnosticar esta profesión tan apasionante como precaria y a imaginar las formas que la cultura asumirá en un futuro próximo.
 
La crítica está en crisis. Al menos son muchas las voces que así lo afirman. Elitista, infantil, interesada, publicitaria… son solo algunos de los epítetos que recibe. En nuestra primera mesa de debate quisimos dar la palabra a tres críticos de diferentes especialidades (Luis Hidalgo, Sergi Dòria y Sergio Álvarez). En esta ocasión no debían criticar una obra literaria o una actuación musical sino su propio oficio, lo que es aún más complejo. Pero lo hicieron sin ambages. Coincidieron en que falta tiempo y espacio para la reflexión, de modo que la crítica ha derivado en muchas ocasiones en una crónica de ambiente muy superficial, en el caso de la música, o en reseñas de libros que se olvidan de describir la gama de grises. Sería deseable un mayor atrevimiento para destacar a nuevos creadores, si bien los tiempos y nombres rígidos de las industrias culturales reducen la libertad del crítico.
También lamentaron que se siga con excesiva frecuencia la estela de modas impuestas por empresas que buscan maximizar sus beneficios. Echan en falta críticas que generen un mayor debate y reflexión sobre la cultura. Los críticos más populares no son necesariamente los más capaces, sino aquellos que han construido un personaje a través de sus artículos.  
Después llegó el momento de que Eduard Cortés (director de cine), Marta Carrasco (bailarina y coreógrafa de danza) y Ada Parellada (dedicada a la gastronomía) nos ofrecieron el punto de vista de quienes están acostumbrados a recibir el juicio de la crítica. El tono del debate fue espontáneo, improvisado, informal y alejado de lo políticamente correcto; ante las ocurrencias de los ponentes estallaron risas entre el público que ocupaba la mayoría de butacas.
Sus palabras no tejen un discurso dominante porque pertenecen a ámbitos muy distintos y sus visiones son diferentes. Mientras que Eduard Cortés siente la crítica como “un peaje por hacer la película”, Ada Perellada trata de “seducir al crítico” y aprender de sus comentarios. Considera que un exceso de empatía hacia un colega de oficio puede anular el juicio ecuánime, por lo que destaca la importancia de que exista un profesional independiente. Para Marta Carrasco “a quien hay que seducir es al público”, y las peores críticas son “las que se llevan al terreno de lo personal”. 
En la tercera mesa abordamos las relaciones entre el periodismo y las industrias culturales. Nuestros invitados fueron Álex Salmon, Nacho Orovio y Anna Soler-Pont (en la foto). Toni Puntí, que ejerció como moderador, apuntó que “el periodista debería ser el árbitro entre cultura e industria”. Pero no es sencillo arbitrar cuando dependes económicamente de uno de los contendientes. Nacho Orovio reconoció que “el tono del periodismo se ha vuelto más lánguido y menos reivindicativo” ante el temor a perder el empleo. Aunque se ejerce más presión en otras secciones como política o economía, la cultura también tiene sus temas tabú. Resulta espinoso criticar a instituciones que ponen dinero para sostener al medio de comunicación, máxime en una época de transición como la que vivimos en la que el periodismo todavía está buscando su ubicación exacta.
Si la jornada del lunes estaba concebida para analizar la situación presente, el martes quisimos explorar las oportunidades de futuro que ofrece la cultura. Comenzamos temprano con el foro de ideas conducido por Jordi Carrión, en el que se presentaron varios proyectos interesantes. Para no alargar demasiado la crónica os dejo los enlaces por si deseáis descubrirlos. A los que mejor conozco son a los amigos de Pliego Suelto, ya que voy a empezar a colaborar en su revista online que pretende explorar cómo afecta el nuevo paradigma digital al ámbito de la literatura.


Uno de los retos principales que afrontan estos medios emergentes es la financiación: se habló de crowdfunding, de proponer eventos a los usuarios, de venderles productos o servicios relacionados… Tendrán más posibilidades de subsistir si ofrecen un contenido diferente y fresco, acercándose a las propuestas editoriales más humildes, a los grupos de música local, a los artistas de la calle… porque las manifestaciones culturales son más diversas de lo que nos muestran los medios tradicionales.

En su discurso final, Jorge Carrión recomendó a los bloggers que busquen alianzas con otros similares a ellos para llegar a comunidades más extensas. Afirmó que “la periferia se ha vuelto un discurso hegemónico” al que también se aferran instituciones de la cultura oficial, por lo que ya no se perciben con claridad sus fronteras.  Aseguró que hay “demanda de contacto humano” en este mundo tan digital y que “la respuesta no siempre es la ficción” cuando la crisis está generando tremendas historias reales.

Uno de los objetivos de las jornadas era romper tópicos o, al menos, discutirlos. Por ello dedicamos una mesa a comentar nuevos formatos audiovisuales con Antonio Baños, Manel Jiménez y Eulàlia Iglesias. Los tres coincidieron en que cultura y televisión no tienen por qué ser términos antagónicos. Quizá la clave está en crear programas que generen valor cultural por sí mismos. Antonio Baños enfatizó que el buen periodismo cultural “no trata solo las bellas artes, también la sociología, la política…”. La televisión es un medio de masas desde el que se pueden proponer debates con un alcance amplio. Además internet da una segunda vida a programas emitidos a horas intempestivas. Para Manel Jiménez, “faltan anti-agendas culturales y profundidad más allá de los flechazos informativos”.
Pero ninguna aproximación al futuro del periodismo cultural debe dejar de lado la red de redes. Por eso invitamos a Bernat Puigtobella (editor de Núvol)a Núria Coll (directora de Ets el que menges) y a Ana Basanta, redactora de Europa Press, para hablar de formatos web. De su coloquio extraigo que quizá en internet haya más futuro que presente, pero que ya es factible empezar a abrirse camino. Aunque el modelo pre-digital se está hundiendo sin que el digital lo reemplace aún, las oportunidades son casi infinitas. El periodista puede ejercer como editor de contenidos generados por especialistas o crear un medio independiente de cualquier empresa, sostenido únicamente por la fidelidad de sus lectores. 

A la última mesa la titulamos “Vértigo”, como la película de Hitchcock. Invitamos a Jordi Pardo, Elisenda Figueres y  Jordi Sellas para examinar los nuevos perfiles profesionales relacionados con la cultura. Los ponentes señalaron la necesidad de cubrir la vida cultural más allá de las instituciones, de reivindicar la importancia de la comunicación en cualquier proyecto empresarial desde su nacimiento y de mostrarse transparente en un mundo hipercomunicado donde la censura es imposible. Jordi Pardo incidió en que “la cultura es más que un producto de compra-venta; es de tanto interés general como la política y contribuye a aumentar el nivel de vida y la cohesión social”. Por ello hay que saber construir oportunidades poniendo énfasis en las demandas de la población, sin caer en el dogmatismo de enfrentar la cultura y el entretenimiento. El periodista cultural ha de mostrar un perfil laboral polivalente, ya que su formación le permite colaborar en proyectos de muy diversa índole.   
Para clausurar las jornadas contamos con la presencia de Laura Borràs, directora de la Institució de les Lletres Catalanes y experta en literatura digital y medieval. Nos habló de  cómo las nuevas tecnologías están transfigurando la cultura. Aseguró que “internet es una nueva forma de oralidad que va a transformar la palabra impresa” y que “lo digital permite reinventar la experiencia estética con nuevas formas de lectura y escritura más interactivas”. Para profundizar sobre estas cuestiones dirige el grupo de investigación Hermeneia.
Laura Borràs rebatió los argumentos de quienes aseguran que la red nos vuelve estúpidos, algo que ya se dijo en su momento acerca de la escritura. Considera que “se ha culpado a internet de todos los males del periodismo, en vez de adaptarse a la coyuntura y ofrecer valor añadido”. En lugar de plantear una guerra entre las nuevas y las viejas tecnologías, prefiere “la cultura de la re-mediación a la sustitución”. También planteó la siguiente pregunta: ¿qué es lo que queremos conservar del pasado?
En resumen, han sido tres días intensos en los que se ha discutido sobre periodismo, industria, crítica, arte, proyectos prometedores… todo ello desde perspectivas muy diferentes, pero con una pasión revitalizadora. No me caben dudas de que la cultura, afortunadamente, seguirá en crisis.