viernes, 11 de abril de 2014

El germen del Holocausto


Hoy comparto con vosotros este cuento que publicó recientemente la asociación cultural “Plazuela de los Carros”, de Torralbilla, en el libro que recoge las obras seleccionadas por el jurado en su II Concurso de Relatos Cortos. En él me invento la infancia traumática de Adolf Hitler que le conducirá a su irracional odio contra los judíos, con las trágicas consecuencias que todos conocemos.   
 
Cada tarde lo veía en el patio de la escuela, separado del resto por un muro invisible. Con la cabeza siempre levantada, orgullosa, y el pelo oscuro peinado con una raya estricta, nos miraba jugar al fútbol de manera displicente, como si estuviera convencido de que él podía hacerlo mucho mejor. Pero no tenía ninguna necesidad de probarlo. Parecía cómodo en su posición de espectador intocable o entrenador fantasma. Se situaba a la altura del centro del campo, de pie, y absorbía la imagen de cada patada, disparo o agarrón.

En clase se colocaba en la última fila, solo, y nunca decía una palabra. Era bajito, enclenque y, al parecer, tímido. Apenas levantaba la vista del pupitre. En ocasiones lo veía pintando o dibujando en su cuaderno. No era raro que apareciese con moratones en la cara, aunque nunca lo había visto pelearse con nadie. Debo confesar que me caía bien, o al menos me suscitaba curiosidad, pero yo también era tímido y no me atreví a hablarle ni una vez durante el año que fuimos compañeros.

Nunca olvidaré la mañana en que, después de una clase de plástica, decidió abandonar su puesto de observador y salir a jugar con nosotros. Correteó detrás de la pelota sin que estuviera claro a qué equipo pertenecía. Cuando consiguió controlarla, Hadar, que era el mejor jugador de los otros, se la quitó con una entrada dura. Él se retorció de dolor, pero el juego continuó y Hadar, tras driblar a dos contrarios, marcó un gol magnífico. Mientras sus compañeros lo abrazaban, él le miraba todavía desde el suelo con unos ojos rezumantes de odio. Me acerqué y le di la mano para ayudarlo a levantarse, pero me ignoró y se puso en pie sin ayuda.

No volvió a jugar al fútbol en mi presencia. Sin embargo, noté que siempre que el equipo de Hadar vencía (lo que era muy frecuente), su cara se agriaba en una mueca adusta que lo hacía parecer adulto a sus diez años. Si Hadar metía un gol, él contestaba pateando una piedra, rabioso. Un día en que logró tres tantos, al volver a clase se puso a dibujar tan enérgicamente que el profesor se dio cuenta. Cogió su cuaderno y lo mostró a la clase. Pude apreciarlo desde la segunda fila: la violencia era el rasgo común de todas las escenas. Aparecían cuerpos desmembrados, armas de fuego, cuchillos, edificios abrasados por las llamas. La única nota de color la aportaba el rojo intenso de la sangre que goteaban los personajes. El más martirizado se asemejaba a Hadar con su cuerpo larguirucho, sus orejas grandes y su cabeza esférica. El maestro arrancó las hojas, las convirtió  en una masa informe, le dio una bofetada, lo agarró de la muñeca y lo expulsó del aula.

No apareció durante la semana siguiente. Cuando se reincorporó tenía el rostro más amoratado que nunca. El profesor lo obligó a sentarse en primera fila, justo delante de mí, “para que no se distrajera”, según dijo con un tono humillante. Se le notaba acobardado o avergonzado; las piernas le temblaban cuando el maestro levantaba la voz. A partir de entonces, algunos de mis compañeros (entre ellos Hadar) comenzaron a burlarse de él. Le sacaban la lengua en los pasillos, se reían de su aspecto y le arrojaban bolas de papel cuando el profesor no podía verles. Más de una vez me cayeron a mí por encontrarme en mitad de su trayectoria. Él simulaba no percatarse de los impactos en su cabeza, en su espalda o en su cuello, pese a que a veces resonaban en el silencio de la clase.

En el recreo le tiraban la pelota a la cara, así que tuvo que retirarse de su posición habitual y lo perdí de vista. Un día en que la lluvia era muy aguda me refugié en la biblioteca en lugar de salir al patio. Allí me lo encontré leyendo en un rincón apartado de la mesa. Sujetaba un grueso libro de historia con la mano izquierda y cerraba el puño derecho como si las palabras excitaran su deseo de matar a alguien. Al notar que lo observaba apretó sus cejas, abrió al máximo sus ojos y me lanzó una mirada que se extendía como un látigo derribando anaqueles, sillas, cuerpos, muros para interrogarme (tal vez amenazarme) con una intensidad que yo nunca había experimentado.

Desde ese momento supe que era mejor no meterse con él. Daba igual su cuerpo escuchimizado o su carácter retraído. En su iris tenuemente azul parecía capaz de retenerlo todo, de rebosar su furia y esparcirla a voluntad. No había miedo en su mirada, tampoco duda de ninguna clase, solo una férrea determinación que buscaba a qué aferrarse para ya no soltarlo nunca. Creo que le habría bastado cualquier cosa: un prejuicio, una idea, una teoría. Pero lo primero que atravesase sus ojos y penetrase en su mente se instalaría inamovible como una estatua. 

Temí por Hadar y por mis compañeros, incapaces de atisbar las brasas que avivaban en su interior con cada ofensa. Intenté advertirles. Les pedí que lo dejaran en paz, pero no me tomaron en serio. ¡Ojalá hubiera sido yo el objetivo de sus burlas, yo que soy una persona pacífica y vulgar! Incitaron su odio hasta el último día de curso, inventando nuevas formas de castigarle. Un día, a la salida de la escuela, le dieron una paliza entre tres delante de mis ojos. Hadar fue quien le atizó más duro. No se le cayó una lágrima ni soltó un grito de dolor o de auxilio. Tan solo el sonido de las patadas y los puñetazos contra su cuerpo demostraba que no estaban golpeando al aire. Lo dejaron tirado en el suelo con la sangre manando de su nariz. En cuanto se alejaron se levantó tambaleante, se secó con un pañuelo y después lo rompió en varios pedazos. 

Aquello tenía que estallar. No sabía cuándo, cómo ni dónde, pero estaba seguro de que estallaría con una violencia incontrolable, aunque los sucesos de los años posteriores fueron mucho más terribles de lo que yo hubiera podido imaginar. A la mañana siguiente lo vi apuntar varios nombres en su cuaderno. El de Hadar figuraba en primer término, subrayado. A continuación del apellido escribió una palabra entre paréntesis: “judío”. Recuerdo que al hacerlo una ligera sonrisa le torció la boca.

martes, 1 de abril de 2014

Currículum alternativo


En estos tiempos en que encontrar empleo es una tarea difícil, he elaborado un currículum alternativo que en nada se parece al que envío cuando descubro una oferta de trabajo interesante. A ver si me abre alguna puerta... a ser posible, de esas que no son de cristal y con las que chocas sin darte cuenta. Que nadie se lo tome muy en serio :D


Experiencia laboral y formación académica

 
Graduado en la carrera de conocimientos inútiles y poco profundos (tapeo intelectual, engorda más de lo que nutre)

Máster en lenguas extintas y palabras olvidadas

Seis años de experiencia en buscar la perfecta metáfora (por supuesto, sin hallar rastro de ella)

Diestro cazador de las formas fugaces de las nubes

Inigualable contemplador de las musarañas de su pensamiento

Grandes habilidades personales, sobre todo en el campo de las divagaciones con uno mismo y las disquisiciones pseudo-filosóficas


Publicaciones

 
Las primeras páginas de 6 novelas incompletas

16 relatos malos como para llevarlo a juicio

Un blog maltrecho y mal hecho, después de cientos de entradas aún nadie sabe de qué va

 
Aspectos a mejorar (no leer si se pertenece a las filas de Recursos Humanos de empresa prometedora, generosa y desesperada)


Problemas para trabajar en equipo: su hemisferio cerebral derecho está atrofiado y, con todo, es el que predomina

Estabilidad mental: sus personajes no dejan de tener extrañas alucinaciones y se sospecha que, de existir en la vida real, inmediatamente serían recluidos en centros psiquiátricos 

Discernimiento entre realidad y ficción: se le ha visto llorar por el inesperado bodorrio de bellas mujeres que solo existían en el sueño de un primo lejano

viernes, 21 de marzo de 2014

Nostalgias de un hombre joven


Aún queda (a priori) tanto por hacer,

y sin embargo una nostalgia creciente

imbuye todo lo que te rodea,

paralizando cada músculo y cada pensamiento.

 

Son tantas las cosas que realizaste por primera vez…

Aunque quizá lo hayas olvidado,

descubriste tu vocación en la infancia.

Te queda la labor infinita de perfeccionarla

o la amarga desilusión de renunciar a ella.

 

El primer amor ya queda lejos

(tal vez no haya otro igual),

y el descubrimiento de la carne se produjo en un tiempo

que parece remoto.

La edad de la piel todavía no señala arrugas,

pero en tu corazón se posan cicatrices firmes.

 

El amanecer del que bebían tus ojos,  

la ilusión en que flotaba tu primavera,

se han ido apagando sin que te dieras cuenta.    

 

No significa ello que no existan motivos para la esperanza.

Acaso la simiente de tus sueños sea más firme que nunca,

e incluso puede que dé hermosos frutos

en este mismo instante.

 
 
Pero te despiertas del sueño más cansado,

no te emocionas de la misma forma

ni te asombra lo mismo que ayer, con arrobo, contemplabas.

Y a veces piensas que solo estarás preparado para la vida

demasiado tarde,

cuando ya te hayas extinguido.  

martes, 11 de marzo de 2014

Los porqués del misterio milagro de la escritura

La semana pasada recopilé reflexiones de grandes autores sobre la escritura. En esta ocasión, comparto los motivos que han impulsado a algunos de ellos a emprender la aventura de la creación literaria. No es la primera vez que trato la cuestión, para algunos trascendental y para otros intrascendente. En esta entrada esbocé mis motivaciones personales (que no son, por supuesto, fijas ni inamovibles): http://cgamissans.blogspot.com.es/2012/12/por-que-escribir.html
 
En realidad hay tantas razones para escribir como escritores en el mundo. O tal vez más, porque lo que una vez te empuja a contar una historia puede ser lo contrario que te incite al día siguiente a narrar otra. Quizá ayer buscabas evasión, hoy aspiras al entendimiento y mañana anheles un cambio. Sé que muchos de los lectores del blog también escriben, así que os animo a comentar vuestros porqués.   
 
"Escribo buscando siempre algo que, cada vez más, sospecho no se trata de un placer estético, es decir, ando buscando la conciencia de que hay algo en alguna parte que es o podría ser más coherente, más hermoso y hasta más real que ese conglomerado de ficciones y convenciones humanas que llamamos realidad y que componen la sociedad en que vivimos". (Juan Marsé)
 
"Escribo diferente de lo que hablo, diferente de lo que pienso, pienso diferente de lo que debería pensar, y así sucesivamente hasta la más profunda oscuridad. En realidad, si el escritor quiere evitar la locura, no debería alejarse jamás de su escritorio, debería aferrarse a él con los dientes. Mi novela sigue avanzando, aunque lentamente, sólo que su rostro se parece de forma horrible al mío. Escribir constituye mi única posibilidad de existencia interior". (Franz Kafka)
 
"Escribo para no tener jefe ni verme obligado a madrugar. También porque no hay muchas más cosas que sepa hacer, y lo prefiero y me divierte más que traducir o dar clases. También escribo para no deberle casi nada a casi nadie ni tener que saludar a quienes no deseo saludar. Porque creo que pienso mejor mientras estoy ante la máquina que en cualquier otro lugar y circunstancia. Escribo novelas porque la ficción tiene la facultad de enseñarnos lo que no conocemos y lo que no se da. Y porque lo imaginario ayuda mucho a comprender lo que sí nos ocurre, eso que suele llamarse lo real". (Javier Marías)
 
"Porque nunca estoy completamente satisfecho con lo que he escrito, y me gustaría, de una forma u otra, corregirlo, completarlo, proponer otras soluciones. La necesidad de escribir siempre ha sido para mí lo mismo que borrar, sustituir algo de lo escrito por algo aún por escribir. Pienso en el libro que no escribiré jamás, pero que me gustaría poder leer, poder colocar junto a otros libros amados. Es en ese libro en el que pienso, ese libro que no ha sido escrito por nadie y que podría ser mi libro." (Italo Calvino).
 
"Por la capacidad de maravillarse y por el gozo estético que la satisfacción de tal necesidad puede procurar. Para romper con la banalidad de los actos corrientes y así tomar conciencia de que algo se agita en mi interior. Escribo para ser yo misma y para hacer que mi pueblo exista". (Mircea Dinescu)
 
"Escribo, sobre todo, porque me gusta mucho hacerlo, y me ha gustado casi desde que tengo recuerdos. Me gustaba inventar cuentos, escribirlos y dibujarlos cuando era niño. Me gustaba escribir redacciones en la escuela. Cuando tuve una máquina de escribir se me iban las tardes improvisando lo que fuera, por el puro gusto de golpear las teclas: diarios, poemas, obras de teatro. Escribo por gusto y porque me gano la vida escribiendo. Algunas veces disfruto mucho y otras preferiría estar haciendo cualquier otra cosa. También escribo por quitarme la mala conciencia de no haber escrito, o para tener el alivio de haberlo hecho. Me puedo imaginar no publicando, al menos durante largos períodos, pero no me imagino no escribiendo. En el fondo es un vicio, un hábito cotidiano, o una manera de estar en el mundo". (Antonio Muñoz Molina)

"Escribir es comenzar a zapar subterráneamente la lógica que sustenta el tejido discursivo del mundo. Se escribe para mostrar un desacuerdo fundamental con lo instituido. Escribimos para poner en evidencia una contradicción que precede al ser; incluso a todo lo que respira: la escritura como disidencia, como contradiscurso heterodoxo". (Rafael Rattia)
 
"Las alegrías de la vida te desbordan. El dolor y la pérdida te superan y  hunden. El tedio y la monotonía pueden resultar aniquiladores. Cuando escribo, estoy fuera de esa realidad. He entrado en otra donde sí es posible buscar un sentido, incluso vislumbrarlo. La soledad, que tantas veces se ha hecho insoportable, se hace ligera y deseable. El estado perfecto. Hay metas, humanidad, sentidos. Hasta cabe la risa, el gran regalo". (Soledad Puértolas)

miércoles, 5 de marzo de 2014

Reflexiones de maestros de la literatura


Hoy he recopilado diez reflexiones de autores destacados sobre el arte y oficio de la escritura. Si os apetece las comentamos y debatimos. Por supuesto, la única manera de escribir bien es dedicándole muchas horas, y de todos modos la brillantez no está al alcance de cualquiera. Por otro lado, alguna de las recomendaciones se contradice en cierta medida (la escritura no es una ciencia exacta). Pero he querido compartirlas porque no deja de ser interesante leer los comentarios de estos artistas de la palabra. 

 “Si se pudiera dar nombre a todo lo que sucede, sobrarían las historias. Tal y como son aquí las cosas, la vida suele superar a nuestro vocabulario. Falta una palabra y entonces hay que relatar una historia”. (John Berger)

“Se debería esperar y saquear toda una vida, a ser posible una larga vida; y después, por fin, más tarde, quizá se sabrían escribir las diez líneas que serían buenas. Pues los versos no son, como creen algunos, sentimientos (se tienen siempre demasiado pronto), son experiencias”. (Rilke)
 
“El novelista nunca debe sentirse satisfecho con lo que hace. Lo que se hace nunca es tan bueno como podría ser. Siempre hay que soñar y apuntar más alto de lo que uno sabe que puede apuntar. No preocuparse por ser mejor que sus contemporáneos o sus predecesores. Tratar de ser mejor que uno mismo. Uno tiene que aprender a través de sus propios errores; la gente sólo aprende a través del error”. (William Faulkner)
 
“Toda novela es sólo la sombra de otra, perfecta y arquetípica, que el escritor ha vislumbrado en sus sueños”. (Luis Landero)

“El escritor corrige con la cabeza, pero escribe con el corazón. Escribe con su vida, sus viernes soleados, sus besos, sus astillas, sus zozobras, sus huecos. Escribe con las cosas más extrañas imaginables, pero no con la cabeza”. (Mijaíl Bajtin)

“Escribamos a diario, escribamos libremente, pero comparemos siempre lo que hemos escrito con lo que los grandes escritores escribieron. Es humillante, pero es esencial. Si pretendemos conservar y crear, sólo de esta manera lo conseguiremos. Y vamos a hacer ambas cosas”. (Virginia Woolf)
 
“El tacto del buen prosista en la elección de sus medios consiste en aproximarse a la poesía hasta rozarla, pero sin franquear jamás el límite que la separa”. (Nietzsche)
 
“Cada historia trae consigo su propia técnica. Lo importante es descubrirla”. (Gabriel García Márquez)
 
“No escribas bajo el imperio de la emoción. Déjala morir, y evócala luego. Si eres capaz entonces de revivirla tal cual fue, has llegado en arte a la mitad del camino”. (Horacio Quiroga)
 
“Sólo quien entra en literatura como se entra en religión, dispuesto a dedicar a esa vocación su tiempo, su energía, su esfuerzo, está en condiciones de llegar a ser verdaderamente un escritor y escribir una obra que lo trascienda. No hay novelistas precoces. Todos los grandes, los admirables novelistas, fueron, al principio, escribidores aprendices cuyo talento se fue gestando a base de constancia y convicción”. (Vargas Llosa)

martes, 18 de febrero de 2014

Leer y escribir, o el eterno proyecto inacabado

No creáis que, después de terminar la novela, me he tomado unas vacaciones en Hawái y por ese motivo no actualizo el blog. No sé permanecer mucho tiempo sin escribir (creo que ni siquiera en Hawái podría hacerlo). Si transcurren tres o cuatro días sin que me salga una palabra, empiezo a ponerme nervioso. Por ello me he dedicado a escribir relatos breves, al tiempo que seguía puliendo mi novela. Le he adelgazado unas pocas páginas sin alterar la historia, solo eliminando frases, verbos y adjetivos innecesarios.
 
Seguro que podría seguir recortando el texto indefinidamente, pero en algún momento hay que parar. He decidido titular la novela “Desconexión”, en vez del original “Desconectados”, y voy a enviarla a ciertos sitios. Comparto aquí una larga lista de editoriales, por si hay lectores con intención de publicar su obra. De todas maneras, gran parte de ellas no admiten el envío de manuscritos no solicitados, y otras solo consideran a escritores con agente literario. Tendré que seleccionar mucho dónde me conviene mandarla, para no perder yo el tiempo ni hacérselo perder a las editoriales.
 
Si después de un tiempo razonable nadie se decide a apostar por el libro, lo más probable es que opte por la autopublicación en Amazon. No tomaría esta opción como un fracaso porque de un modo u otro necesito llegar a los lectores, que se fijen en la novela y valoren mi trabajo, ya sea en papel o en formato digital. Aunque aún tengo que mejorar como escritor (dentro de veinte años espero continuar diciendo lo mismo), considero que ha llegado el momento de lanzarse al ruedo novelístico, aun a riesgo de salir corneado y por la puerta de atrás. 

En estos días también dedico bastante tiempo a la lectura. Dentro de unas semanas empezaré a trabajar en Aragon Digital, a la vez que sigo estudiando Marketing, por lo que aprovecho mi tiempo libre, antes de que mengue, para empaparme de la obra de autores clásicos y contemporáneos. En concreto estoy leyendo En la orilla, la última novela de Rafael Chirbes, uno de mis escritores favoritos entre los actuales por la precisión de su prosa y la lucidez de sus reflexiones, si bien debo confesar que su lectura produce un necesario desasosiego respecto a la condición humana.
 
Quizá escriba otra entrada próximamente sobre los autores que más me han impactado. Siempre me cuesta responder a la inevitable pregunta acerca de mis principales influencias. Procuro que sean lo más variadas y heterogéneas posibles, de modo que incluyen a novelistas, cuentistas, poetas y dramaturgos. También me intereso por ámbitos como la ciencia, la sociología o el periodismo. Recientemente he leído obras de Thomas Mann, Zweig, Goytisolo, Marsé, Roth, Pynchon, Bretch y Harold Pinter, entre otros. Si os apetece compartirlos, me encantaría conocer vuestros gustos literarios y considerar cualquier propuesta de lectura.
 
¡Saludos y hasta pronto!  

jueves, 6 de febrero de 2014

Agencia de Servicios Románticos: contrata tu pareja ideal


¿Dificultades para encontrar el amor? Nuestra Agencia de Servicios Románticos las soluciona todas. Te ofrecemos hombre o mujer a la carta, con cientos de parámetros para escoger: edad, altura, raza, color de ojos, talla de ropa interior, aficiones, conocimiento de idiomas, destrezas, personalidad, gustos sexuales…
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Luisa, por ejemplo, asegura: “Mi novio era un pesado. Quería tener hijos pero ni siquiera sabía darme placer en la cama. Lo dejé y llevo tres meses saliendo con un chico de la agencia que es perfecto para mí. Estoy encantada”. Roberto, por su parte, afirma: “Mi ex era una celosa compulsiva, no me dejaba quedar con mis amigos y encima me puso los cuernos con uno de ellos. La mejor decisión de mi vida ha sido confiar en vosotros para encontrar una pareja que me comprende y me hace feliz”.    
Contamos con más de diez mil candidatos con toda clase de habilidades. Nunca se olvidarán de tu cumpleaños, jamás te avergonzarán delante de amigos o familiares y te serán fieles hasta el fin… siempre y cuando pagues un extra por exclusividad.
 Compra a tu pareja por horas, semanas, meses e incluso un año entero. Si tu elección no cumple con las condiciones prometidas, te devolvemos el dinero de forma inmediata o, si lo prefieres, podrás castigarle a tu manera, mientras no lastimes excesivamente sus derechos fundamentales.
La tarifa va en función del nivel de exigencia del cliente, de los extras que decida adquirir y del tiempo que desee poseer a su acompañante. Cuanto más larga sea la duración del contrato, más barata resultará en proporción. Los menos dotados ofrecen sus servicios por cinco euros la hora, cien a la semana o trescientos al mes. Antes de pagar un céntimo te facilitaremos cualquier información sobre el candidato que nos pidas, y aun la que no nos pidas, para asegurar el éxito de tu inversión.
            La disponibilidad de tu pareja es absoluta, incluso en las ofertas más baratas. Puedes llamarle a cualquier hora: se le prohíbe apagar el teléfono o dar una mala contestación. Escuchará problemas, aliviará tensiones sexuales y obedecerá todas tus órdenes (o te las dará, en función del paquete que selecciones).
La mejor calidad se paga, por supuesto. Si pretendes que tu acompañante haga regalos caros, brinde una conversación inteligente o produzca unos orgasmos de película (porno), te recomendamos que adquieras a nuestros novios y novias de primera clase. La agencia garantiza su desenvolvimiento en toda circunstancia. Se adaptarán a tus necesidades y velarán por tu felicidad como ninguna pareja verdadera podría hacerlo.
Olvida lo que cantaron los Beatles allá por los años sesenta: el dinero lo compra todo, y el amor no es ninguna excepción. La elección de pareja (también contemplamos la pluralidad, ya que se admite la contratación de hasta cuatro personas por un mismo cliente) es demasiado importante para tu bienestar y tu felicidad. No deberías dejarla en manos del azar. Cuenta con nosotros para reducir a cero las probabilidades de error. Ahórrate citas incómodas, constantes discusiones e infinitas dificultades. Contrata en nuestra agencia al hombre o la mujer ideal, sin riesgo y sin más compromiso que el que tú impongas. Está deseando colmarte de amor y placer.
 
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